Eduardo Zapata

El spa

Los rejuvenecedores efectos de ciertas cárceles

El spa
Eduardo Zapata
18 de octubre del 2018

 

No sé si todos lo habrán notado, pero cada vez que el buen Vladimiro Montesinos tiene que acudir a una audiencia del Poder Judicial o mostrarse públicamente, nos ofrece un rostro rejuvenecido, casi rosadito, algo cachetoncito y —en general— dando muestras de gozar de buena salud y hasta de buen humor. Porque suele sonreír ante las cámaras y hasta guiñar el ojo picarescamente.

Estar privado de la libertad —lo dicen todos los estudios— suele generar de por sí cuadros depresivos. Peor aún si esta privación está agravada por condiciones de máxima seguridad y se realiza en un ambiente de 2x2 metros. Pero Vladimiro rejuvenece y sonríe. Tal vez habría que preguntarle al responsable del Centro de Reclusión de Máxima Seguridad de la Base Naval del Callao (CEREC) cómo un encierro tan estricto, vivido en un clima altamente hostil por la humedad y el frío, parece más bien haberse convertido en un spa de rejuvenecimiento.

Cierto es que en el año 2001 —durante el régimen de Paniagua— se flexibilizaron las condiciones de carcelería para los internos de la Base Naval. Se aumentó el número de visitas (vigiladas) y también se permitió el acceso a diarios, radios y aun teléfono.

Sabemos todos, por lo demás, que con Toledo el inefable Tribunal Constitucional hizo caso al pedido de 5,000 senderistas y se anularon los juicios militares bajo los cuales los miembros de Sendero Luminoso habían sido condenados. Nuevos juicios se abrieron para ellos en Cortes Civiles y tal vez ello habría de significar algún mejoramiento en las condiciones de detención. Lo que no obviaba que esta siguiese realizándose en condiciones de máxima seguridad y en el famoso espacio de 2x2. Es obvio, sin embargo, que estar encerrado en espacios pequeños —lo hemos adelantado— genera deterioro físico y la depresión aludida. Que parecen no afectar al tío Vladi.

Con la velocidad con la que transcurren las noticias hoy y con el manejo del recuerdo/olvido que deliberadamente hace la prensa sobre los acontecimientos, tal vez nos hemos olvidado también de la casa del señor López Meneses y qué había allí. Los memoriosos sí recordarán que el allanamiento fue tardío y que la cámara de vigilancia de la cuadra se evaporó. Con esa misma velocidad selectiva de news habremos olvidado seguramente al hermano de Reynaldo Rodríguez López –del caso Villa Coca- y su famosa expresión: “Soy su hermano, pero no sé nada”.

Como nunca hemos tenido imágenes del interior de la celda de Montesinos, tal vez alguien sepa respondernos sobre los secretos de la vigilia y nocturnidad del ex asesor presidencial, quien siempre parece salido de un spa. Alguien sabrá, por cierto no el hermano de Reynaldo.

 

Eduardo Zapata
18 de octubre del 2018

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