La semana de los museos en Twitter

Un año más se celebra la semana de los museos, que esta vez tiene como temas centrales la convivencia, la ciudadanía y la tolerancia. En este mundo que cada vez se vuelve más belicoso, y que tergiversa el sentido de la libertad de expresión para dar rienda suelta a una balacera de insultos, qué mejor arma de combate que la cultura. Únicamente por esta semana desintoxiquémonos, dejemos de lado los rifirrafes de Twitter y sigamos el hashtag Museumweek.

La semana empieza con el tema de las mujeres. Por muchos años se ha negado el correcto reconocimiento al trabajo de las mujeres en la ciencia, arte y cultura, así que por un día se exaltará el rol de la mujer. Se me viene a la mente el nombre de Esther Lederberg, pionera de la genética microbiana, quien hizo grandes aportaciones a la ciencia, entre las más destacables el descubrimiento del bacteriófago lambda y la técnica de replicación de placas bacterianas. El pecado de Lederberg fue ser científica en tiempos mezquinos para con las mujeres, pues a pesar de sus grandes aportaciones para el estudio de la conjugación bacteriana fue su esposo Joshua Lederberg quien ganó el Premio Nobel junto a otros dos científicos. Lamentablemente hay una larga lista de mujeres a las que la historia ha dejado de lado. Si quieren conocerlas, engánchense el día lunes al hashtag womenMW.

El día martes se enfocará en las ciudades y el miércoles en el patrimonio. El día jueves los museos del mundo nos hablarán acerca de los profesionales que trabajan en sus instalaciones, y el viernes el tema se centrará en la niñez. Estos quizás sean los temas que más me entusiasman. Cuando era pequeña todas mis amigas habían elegidos profesiones bastante estándar; muchas querían ser profesoras, otras médicas, algunas ingenieras y administradoras. Había una sola que quería ser curadora, y al compartir su sueño se convirtió en el bicho rarito de nuestro club de juego de muñecas Barbie.

“¿Dijo curandera? No, dijo curadora. Creo que quiso decir doctora. ¿Qué rayos hace una curadora y como sabe ella esa palabra tan rara?”. Esta chica era una lectora casi compulsiva, que se devoraba la biblioteca del colegio y luego la biblioteca de la academia de inglés; así había expandido sus horizontes y nos llevaba mucha ventaja académica. Corrían los años noventa y todas éramos bastante conscientes de que en nuestras casas no había tanto dinero, así que a que el primer desatinado comentario no fue otro que: ¿Te quieres morir de hambre? Eso no te va a dar plata. Cuántas otras curadoras, registradoras y educadoras de museo habrían salido si nos hubieran presentado estas alternativas. Cuán importante es mostrar que es posible dedicarte a la cultura y no morirte de hambre.

Durante el fin de semana nos acompañarán dos temas: naturaleza y diferencias. Posiblemente estos sean los temas más políticos de la semana cultural. Como presidente de una de las naciones más poderosas de mundo y del negacionismo del cambio climático en redes sociales tenemos a Donald Trump. En la retahíla de sus promesas electorales encontraremos que este personaje se declaró procarbón y pro-fracking. Quizás este sea el día perfecto para demostrarles a los incrédulos que hemos abusado de la naturaleza por demasiado tiempo. En lugar de preguntarnos qué nos diferencia yo les pregunto qué tenemos en común. El planeta Tierra, porque no conoce de fronteras. Hemos vivido el azote de una naturaleza herida que ha provocado deslizamientos de tierra tanto en el sur de Lima como en Montecito (California). Le ha dado igual destruir la casa de Oprah que la de Evangelina Chamorro. No dejemos que “naturaleza muerta” signifique algo más que una obra de arte.

Los invito esta semana a volver la mirada a nuestros museos, fuente de cambio y plataforma necesaria para el desarrollo de nuestra sociedad.