Carta Abierta a AMLO

Señor Andrés Manuel López Obrador, presidente de los Estados Unidos Mexicanos

Mucho me temo que no le escribo a usted para felicitarlo ni mucho menos para aplaudirlo por sus recientes acciones. Vengo aquí airadamente a repetir sus constantes errores y negligencias. Ya que la memoria le es frágil y que no se informa en la prensa porque usted la califica de “vendida y alineada a los conservadores” pues alguien de por fuera de su entorno le tiene que decir los errores que comete.

Usted, que se ufana de ser el presidente mexicano más humanista de la historia, el más pacifista, el más influyente. Usted, que hace poco se ha victimizado por el ataque a su embajada en Ecuador, ha causado más pleitos y disputas geopolíticas que ningún otro mandatario que se conozca. Durante toda su administración y periodo en el que ha estado malgastando el dinero de todos los mexicanos ha optado por iniciar disputas sin sentido dirigiendo grandes ofensas contra España, Argentina, Bolivia, Perú, Panamá, Austria, Estados Unidos; y ahora Ecuador. En los últimos años usted se ha encargado de deteriorar las relaciones con los políticos estadounidenses, se ha peleado tanto con Republicanos como con Demócratas. Usted ha ninguneado e incluso ignorado la causa ucraniana. Ha querellado y confrontado a diversos medios de comunicación nacionales e internacionales como el New York Times, el Financial Times, El País, el Washington Post. Se ha medido de tú a tú con el Rey de España (exigiéndole algo de lo cual el monarca no tiene responsabilidad alguna). No ha podido llegar a acuerdos con organismos internacionales como la OCDE, el Banco Mundial, enemistando a los miembros dentro de la OEA. Dentro de la sociedad las cosas tampoco han ido mejor. Se ha peleado usted con los fumadores de cigarrillos electrónicos, con los jugadores de videojuegos, se ha peleado con niños con cáncer y sus padres, con los empresarios y con las industrias que son el corazón de la economía mexicana. Usted es responsable de causar una crisis sin precedentes en la industria de hidrocarburos mexicana, incrementando el precio del combustible a sus propios ciudadanos. Usted, que se ufana de haber incrementado el sueldo básico, cuando en realidad su poder adquisitivo ha bajado por los suelos. Sus jugarretas mediáticas no solamente se dan temprano en las mañanas cuando pretende dar a los mexicanos las noticias, si no en sus tendenciosas redes sociales.

En los últimos tiempos llegó a enfrentarse en redes sociales con su propia Suprema Corte y algunos magistrados, con todos los órganos autónomos, con los periodistas que han osado a criticarlo, con empresarios, con YouTube, Facebook, X (antes Twitter), sus pleitos con el subcomandante Marcos, con sus exgobernadores y todos los expresidentes mexicanos con vida. Se ha pelado usted con todos, con todos, menos con los malos. Con ellos no hay disputa, todo lo contrario, pareciera que los alaba. Los dictadores (Evo Morales), los golpistas (Pedro Castillo), los narcotraficantes (Jorge Glas). Para ellos, las máximas atenciones y estima. Por proteger a estos malandros usted es capaz de cortar relaciones diplomáticas, de acudir a la corte internacional de justicia, de perjudicar a miles de turistas restringiéndoles la entrada a México imponiendo de nuevo visas ¿No siente vergüenza usted de hacer quedar en ridículo a todo México?

En unas pocas semanas usted terminará su mandato, pero déjeme decirle que su legado quedará en la historia. Será recordado como un nefasto líder, difundido del populismo y digno representante de la decadente izquierda latinoamericana. México, con su rica historia, gran calidad humana y numerosos recursos ve mermada incluso su reputación y prestigio diplomático con sus terribles acciones. Sólo espero muy sentidamente que la lugarteniente y presunta sucesora dentro de Morena, Claudia Sheinbaum, pierda las elecciones próximas y no termine de convertir al precioso país hermano de México en un narcoestado.