Un país con tres sistemas

Hay un “desborde” que no nos deja. Es un desborde informal emparentado con el mundo ilegal. No vamos a los datos que corroboran todo lo anterior porque de nada sirve saber que algo que más del 70% de la economía está hundida en la informalidad; y de la ilegalidad se sabe poco.

“China es un país con dos sistemas” habría dicho Deng Xiao Ping, en referencia a la devolución de Hong Kong y Macao. Los aforismos son parte del confusionismo y por ello de la cotidianidad china. Se habla y se escribe en aforismos, lo que al final es un arte que resume toda una ideología. 

Es curioso pero todo el mundo recuerda a Deng pero nadie lo hace con Rong Yiren, el “capitalista rojo” apodado así por el mismo Mao. Rong se encargó de “apalancar” créditos y sobre todo la confianza del empresariado internacional en los experimentos económicos chinos. Pero eso es harina de otro costal.

Vayamos a lo nuestro. El Perú no es un país con dos sistemas sino con tres. Hay uno legal, formal, que paga impuestos y hay uno informal. En el caso de la minería informal, se ha creado un nuevo “estándar”, si cabe la palabra: hay un minero en vías de formalización. Pero también hay una economía ilegal que convive con la informalidad y con la legalidad. 

Son tres sistemas que, al final del día, están emparentados. Para poner un ejemplo: un minero ilegal produce oro ilegal que al final se terminará vendiendo en los mercados mundiales por empresas formales, con equipos logísticos de empresas formales.

Pero un país así no es viable. Es decir, un país así no puede durar en el tiempo. Un país así está destinado a ser retazos de regiones y no una República unitaria. Y los tres sistemas del país tienen además lazos con la política y las instituciones. El Perú es un país corrupto: desde los mineros informales e ilegales hasta una gran parte del turismo en Cusco, que está tomada por informales e ilegales. 

El asunto es que si ahora no se establecen pactos y acuerdos entre los políticos para construir algunas políticas públicas (formalización, para poner solo un ejemplo) el Perú corre el riesgo de convertirse en México, Ecuador o Colombia. De hecho, no habría bandas criminales pululando por allí sin la generosa corrupción que todo lo conoce. 

Este país con tres sistemas no puede avanzar sino hacia el abismo.