En la acreditación se juega el futuro de la reforma universitaria

El Consejo de Evaluación, Acreditación y Certificación de la Calidad de la Educación Universitaria (CONEAU), uno de los órganos ejecutores del Sistema Nacional de Evaluación, Acreditación y Certificación de la Calidad Educativa (SINEACE) acaba de aprobar nuevos estándares para que las universidades y facultades procedan a acreditarse. Asimismo, la referida entidad ha elaborado una lista de acreditadoras internacionales a considerar en los procesos de acreditación.

Una excelente noticia que revela que la acreditación como sistema, como proceso, ha comenzado a moverse en el Perú. Para entender la importancia de la acreditación vale definir primero qué se entiende por licenciamiento y acreditación. Como todos sabemos hasta hoy la reforma universitaria en el Perú solo se ha focalizado en el licenciamiento; es decir, en las licencias entregadas por el Estado reconociendo que los claustros cumplen con las condiciones básicas de calidad: infraestructura suficiente (locales, laboratorios, tecnologías y otros), personal docente calificado y correspondencia del claustro con la oferta educativa declarada. En el Perú, de un total de 144 universidades, 98 consiguieron el licenciamiento, mientras que 46 fueron cerradas por no alcanzar las condiciones mínimas requeridas.

La acreditación, por el contrario, es un proceso voluntario de las universidades y carreras que deciden alcanzar un nivel de certificación académica nacional e internacional. Mediante este proceso la universidad o facultad acepta los estándares académicos nacionales o internacionales, de manera que se establece un proceso de información y transparencia sobre la calidad académica del claustro con el público, los consumidores, padres de familia y alumnos. Mediante este proceso los consumidores pueden discriminar entre claustros acreditados y no.

Un proceso de acreditación es uno vivo y permanente. ¿A qué nos referimos? Por ejemplo, en un proceso una facultad puede alcanzar el 50% de los estándares establecidos para acreditarse por una determinada acreditadora nacional o internacional. Sin embargo, si se compromete a solucionar en un año la mitad de los temas deficitarios, puede alcanzar la acreditación. Es decir, si se compromete, por ejemplo, a incrementar el número de profesores principales, aumentar el número de investigaciones e indexar una publicación. Si existe ese compromiso se alcanza la acreditación y se confirma el proceso en un periodo de tiempo.

De esta manera las universidades y facultades se acreditan, pero también pueden perder sus calificaciones si no continúan mejorando en el proceso de acreditación.

Vale señalar que los mejores sistemas universitarios del mundo, entre ellos el de Estados Unidos y el Reino Unido, focalizan la vida universitaria en la acreditación antes que en el licenciamiento. ¿Por qué? En esos modelos el licenciamiento es la autorización que otorga el Estado, generalmente, por una sola vez. La acreditación es un proceso autónomo de la sociedad en que actores académicos y de la sociedad convergen para evaluar la situación académica, los avances científicos y tecnológicos de los claustros.

En cualquier caso, la acreditación permitirá relanzar el proceso de reforma universitaria en el Perú y establecer adecuadamente las relaciones entre el Estado y la sociedad en el proceso. Asimismo, posibilitará que los consumidores, padres de familia y alumnos desarrollen un protagonismo especial en la elección de las universidades y facultades acreditadas.

Vale señalar, finalmente, que la reforma de la universidad como parte de la reforma de la educación en general es una de las condiciones generales del proyecto de desarrollo del país. Es la única manera de organizar y desarrollar una fuerza laboral educada, con una gran capacidad de innovación, capaz de competir en la globalización mundial en medio de las grandes tendencias de la IV Revolución Industrial.