Editorial Educación

¡Urgente y necesario cambio en la Sunedu!

Progresismo pretende un Minedu sobre los claustros universitarios

¡Urgente y necesario cambio en la Sunedu!
  • 12 de enero del 2022

La Superintendencia Nacional de Educación Superior Universitaria (Sunedu) hoy depende del Ministerio de Educación. El titular del sector propone y designa al superintendente de esta entidad. Luego de haber conocido la trayectoria de Carlos Gallardo, ex ministro de Educación, censurado por el Congreso, ¿qué hubiese significado que un ministro vinculado al sindicalismo radical proponga al superintendente de la Sunedu? ¿Por qué el sistema universitario del país debe depender del Estado? ¿Acaso lo académico, lo científico y lo cultural, no requieren de una amplia autonomía para desarrollarse y prosperar?

En la manera cómo se organiza la Sunedu existe una enorme falla que afecta a la actual reforma universitaria, y que el Congreso debe corregir con urgencia. Semejante afirmación no pretende señalar que todo en la actual reforma es erróneo. De ninguna manera. El licenciamiento de las universidades que ingresan al sistema o que desean ofertar nuevos programas o nuevas modalidades, cumpliendo con las condiciones básicas de calidad, debe continuar y profundizarse hasta el límite. No se debe extender los plazos de licenciamiento bajo ningún criterio. La mala educación debe ser desterrada.

Por todas estas razones, discutir con propiedad el dictamen de la Comisión de Educación que acumula los proyectos 697, 862, y 908 –que debatirá el pleno– y que propone una mejor composición del Consejo Directivo de la Sunedu, la designación del superintendente y el fortalecimiento del Sistema Nacional de Evaluación, Acreditación y Certificación de la Calidad Educativa (Sineace), es fundamental. En primer lugar, es absolutamente falso el argumento que señala que se intenta resucitar la fenecida Asamblea Nacional de Rectores, gran responsable de la proliferación de la mala educación. No es verdad.

El dictamen de la Comisión de Educación propone que el Consejo Directivo de la Sunedu se conforme –con los mismos requisitos académicos y técnicos que existen en la actualidad– por un representante del Minedu, otro del Sineace, un representante de las universidades privadas, dos representantes de las universidades públicas y otro de los colegios profesionales. La pregunta sería: ¿de qué manera esta propuesta reedita a la ex ANR, muy tolerante con la falta de calidad académica? ¿Estamos ante el estribillo del “club de rectores”? Imposible.

La fórmula de la Comisión de Educación restablece el control de la sociedad y de los claustros universitarios sobre el sistema universitario, un objetivo fundamental para que lo académico, científico y cultural se desarrolle con normalidad. Así sucede en las universidades de Occidente, excepto en aquellas sociedades autoritarias o en la pasada Unión Soviética.

De otro lado, otro de los méritos del dictamen mencionado es que la reforma universitaria se propone fortalecer el sistema de acreditación a través del Sineace. Una propuesta que redefine, para bien, el actual proceso de reforma universitaria. ¿Por qué? Porque la actual reforma solo se basa en el licenciamiento; es decir, en la acreditación de las condiciones básicas de calidad de un claustro universitario ante el Estado, ante la Sunedu. 

Sin embargo, a nuestro entender, el licenciamiento no es suficiente. Se necesita la acreditación, un proceso mediante el cual diversas organizaciones nacionales e internacionales (independientes del Estado), a través de la evaluación y la autoevaluación, acrediten que las carreras universitarias cumplen estándares internacionales, se actualizan y avanzan.

En las universidades de Occidente, en general, el licenciamiento se produce por una sola vez, pero la acreditación es permanente, porque evalúa en el tiempo los avances y retrocesos de las disciplinas académicas. Estados Unidos, por ejemplo, tiene uno de los mejores sistemas universitarios del mundo porque tiene un sistema de acreditación de más de un siglo.

En el debate sobre la reforma universitaria, entonces, se debe separar la paja del grano. No relajemos el licenciamiento de las universidades porque sería retroceder. Pero para avanzar debemos reorganizar la Sunedu, preservando la reforma universitaria y, sobre todo, pasar a la etapa de la incesante y permanente acreditación.

  • 12 de enero del 2022

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