El modelo de sustitución de importaciones, el proyecto ...
¿Qué habría sucedido con Israel, Estados Unidos y las sociedades occidentales si Irán lograba construir una decena de bombas nucleares? ¿Qué habría sucedido con los estados con mayoría sunita islámica, tales como Arabia Saudita, Egipto y Jordania, por ejemplo, si el fundamentalismo de los ayatolas también los considera como parte de los ejes del mal? Con la República Islámica de Irán en ofensiva, con el discurso y la interpretación de los ayatollas sobre las tradiciones islámicas, el mundo en general se habría acercado al holocausto nuclear.
En ese sentido, la llamada operación “León naciente”, que las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) desarrollaron contra la élite militar y nuclear iraní, tiene una enorme significación para los cristianos, islámicos y judíos que pretenden construir un mundo de diálogos y tolerancias en el planeta. La ofensiva militar de Israel no solo destruyó las principales bases de misiles de Irán, mermando su capacidad de respuesta militar –más allá de los misiles que impactaron en áreas civiles israelíes-, sino que eliminó a los principales dirigentes militares y la élite nuclear del país persa. Algo parecido a lo que se hizo con Hezbolá, uno de los proxys de Irán que se quedó sin capacidad reorganizarse. El asesinato de Hossein Salami, comandante de la temida y poderosa Guardia Revolucionaria de Irán, y de varios científicos nucleares son bajas devastadoras. La capacidad militar y nuclear de Irán ha sido dañada de gravedad.
La contraofensiva que el Estado de Israel está desarrollando en contra de los autores materiales e intelectuales de la masacre del 7 de octubre de 2023 en asentamientos civiles israelíes –que costó la vida de 1,200 niños, mujeres embarazadas, ancianos y varones–, de alguna manera, formará parte de los estudiosos de las estrategias militares en la historia. Ese terrorífico 7 de octubre más de 2,000 soldados de Hamás masacraron a la población civil israelí, lo que hizo recordar los momentos más terribles del Holocausto. Y en Israel, al parecer, se llegó a la conclusión de que Irán había organizado un sistema de proxys que buscaba ahogar y desaparecer al Estado de Israel para siempre. Desde esa fecha se ha desatado una ofensiva aterradora en contra de los aliados y proxys de Irán, y finalmente el propio Irán fue devastado por la ofensiva israelí expresada en la operación León Naciente.
Como todos sabemos casi todos los líderes y la estructura militar de Hamas han sido destruidos en Gaza con enormes y terribles consecuencias para la población civil. Asimismo, Hezbolá ha sido desmantelado de tal manera que el Líbano ha comenzado a recuperar su soberanía nacional y a reconstruir su Estado nacional. Igualmente, la capacidad militar de los Hutíes en Yemén ha sido seriamente golpeada y, de pronto, la estrategia de los ayatolas de desaparecer a Israel y Estados Unidos y derrumbar a Occidente se ha convertido en una estrategia de defensa más allá de las declaraciones y los pronunciamientos estentóreos sobre el fin de Israel.
En cualquier caso, en las sociedades occidentales, en los estados islámicos suníes, en países distantes de los valores occidentales como China y Rusia hubo condenas, pero no tenían la fuerza de las censuras en contra de los bombardeos israelíes sobre Gaza. Era como si todos aceptaran que se trataba de algo que inevitablemente –a menos que Israel renunciara su existencia como tal– iba a suceder.
Sin embargo, si las cosas se presentan de esa manera es por el antisemitismo que el progresismo y las izquierdas propagandizan, sobre todo en las sociedades occidentales. No se puede condenar los bombardeos en Gaza que causan víctimas civiles sin antes exigir la liberación de los 58 rehenes de la masacre del 7 de octubre que todavía permanecen cautivos de Hamas. No se puede denunciar los bombardeos en Gaza sin denunciar la masacre de 1,200 civiles israelíes a manos de un ejército invasor que masacraba niños y le abría el vientre a las mujeres embarazadas.
No puede haber un doble estándar en las denuncias.
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