Jorge Varela

Doctrina de la igualdad

Concepciones sobre un proyecto común

Doctrina de la igualdad
Jorge Varela
13 de mayo del 2025


La igualdad: ¿es posible definirla? 

Lo que se puede sentir y vivir en carne y espíritu es la desigualdad. Uno que se atrevió fue Friedrich Nietzsche. ¿Qué dijo? “¡La doctrina de la igualdad! No hay veneno más venenoso; parece predicada por la justicia misma, pero en realidad es el fin de la justicia… La igualdad para los iguales, la desigualdad para los desiguales, tal sería el lenguaje justo de la justicia; amén de lo que se sigue de esto: no hacer nunca igual lo que es desigual” (Nietzsche. “Cómo se filosofa a martillazos”)

En torno al tema de ‘la igualdad’, el historiador social y economista francés Thomas Piketty y el filósofo político estadounidense Michael J. Sandel, dos conocidos contemporáneos, intercambiaron algunos puntos de vista en una conversación efectuada en la Escuela de Economía de París, en mayo de 2024. 

 

Dimensiones de la desigualdad 

En el encuentro mencionado identificaron tres dimensiones (motivos) por los que la desigualdad es un problema pendiente. La primera se relaciona con el acceso de todos a los bienes básicos (como educación, sanidad). La segunda se vincula con la igualdad política, de expresión, de poder y participación. La tercera tiene que ver con la dignidad y el respeto. Es decir, una es económica; otra es política, y una tercera es de dignidad y relaciones humanas.

Según Sandel su intuición le dice que “esta tercera dimensión es la más potente desde el punto de vista político y moral”. “Toda esperanza…de reducir la desigualdad en las dos primeras dimensiones,…dependerá de que sepamos crear las condiciones propicias para una mayor igualdad de reconocimiento, honor, diversidad y respeto”.

 

Búsqueda de una vía

El asunto que verdaderamente debiera interesarnos, más que su descripción, es: ¿cómo se soluciona la desigualdad?. La fórmula de Piketty ante “la idea del aumento de los recursos públicos” para educación y sanidad, es “una idea que se acompaña del compromiso con un sistema fiscal más equitativo y con el retorno de una fuerte progresividad de los impuestos, tanto sobre la renta como sobre la riqueza” (“Igualdad Qué es y por qué importa”, Debate, 2025).

Piketty sostiene que “se debería implantar topes salariales,…pero también se debería recuperar un sistema impositivo muy progresivo”. Sandel por su parte, piensa que, a nivel tanto moral como político, “la defensa de los sistemas tributarios progresivos debe fundarse en la capacidad de cultivar y apelar a un sólido sentido de comunidad”, “una fuerte conciencia de que somos ciudadanos implicados en un proyecto común”.

El mismo Michael J. Sandel argumenta que fue un error desde el enfoque filosófico y político, “que los progresistas y los socialdemócratas se empeñaran en tratar de justificar la progresividad fiscal sin atender a la base moral de la vida en común, de la comunidad, de la identidad”. Se pregunta: “¿cómo cultivamos la comunidad?”. Sobre el particular, responde: “para sentir, percibir y creer que estamos implicados en un proyecto común, que somos dependientes y responsables unos de otros, necesitamos crear condiciones e instituciones en la sociedad civil que nos recuerden esa comunidad, eso que compartimos en común”.

Según el filósofo John Rawls “una sociedad democrática aspira a que la comunidad política sea hasta cierto punto una comunidad de iguales y no una que tolera que sus miembros sean castigados por la naturaleza o la cuna”, (es decir, por haber nacido o ser menos iguales que otros).

 

Cómo encauzar el igualitarismo 

Para Rawls la justicia no se descubre, sino que se construye. La siguiente frase le define: “la arbitrariedad del mundo tiene que ser corregida” (cita efectuada por Carlos Peña, en “Ideas de perfil”). 

Con igual fundamento entonces, puede plantearse que la igualdad también se construye. Es un punto poco considerado por algunos ideólogos proclives a difundir el igualitarismo como aspiración máxima y trasunto de uniformidad. Otros a su turno postergan la necesaria e inevitable relación con el tema de la justicia. 

Ha resurgido pues, el vínculo con la idea de justicia, cuya base, a juicio de Nietzsche, es ‘el equilibrio’ (“Humano, demasiado humano II”). 

Cuando se habla o escribe de igualdad, no puede eludirse la justicia, ni la equidad. Tampoco puede desecharse la referencia a la libertad. Es la igualdad concebida como requisito para la existencia de la democracia, como condición necesaria para su desarrollo y evolución. La igualdad en cuanto necesaria para el mejor ejercicio de las libertades.

 

Dignidad del ser humano e igualdad 

El filósofo chileno Agustín Squella Narducci coloca como sustento del valor de la igualdad, también de la libertad, a la idea de “dignidad” del ser humano. Esta “idea de dignidad de la persona está no solo a la base de la libertad y de la igualdad, sino, más ampliamente, hállase ella a la base de los derechos fundamentales que desde la modernidad y hasta nuestros días acostumbramos a llamar con la expresión más habitual, de derechos humanos” (“Los conceptos de igualdad”, Anuario de Filosofía Jurídica y Social, 1995).

De esta idea de dignidad de la persona surgen algunas demandas y exigencias morales, por ejemplo, señala Squella, “tratar a todos los hombres como iguales y no introducir entre éstos discriminaciones arbitrarias. Los hombres son iguales en cuanto son, precisamente, seres humanos, en cuanto comparten una común humanidad”. Así será posible construir justicia e igualdad.

Jorge Varela
13 de mayo del 2025

NOTICIAS RELACIONADAS >

Segunda renovación socialista en Chile

Columnas

Segunda renovación socialista en Chile

Sin desearlo, nos encontramos con el tema inspirador de este art&iacut...

06 de mayo
Política sin ombligo

Columnas

Política sin ombligo

En el ámbito político-institucional contemporáneo...

29 de abril
La granja-estadio está revuelta

Columnas

La granja-estadio está revuelta

Ahora que en Chile la carrera presidencial se ha desatado con intensid...

22 de abril

COMENTARIOS