Pedro Corzo

El circo del CELAC

A su “cumbre” solo asistieran 11 presidentes de los 33 estados que conforman la entidad

El circo del CELAC
Pedro Corzo
05 de mayo del 2025


Hay que admitir que el castrochavismo ha sido muy pródigo en la construcción de organizaciones regionales con el objetivo de disponer de varios instrumentos para controlar la política en cualquiera de sus expresiones en el hemisferio. Así ha pretendido establecer el “mar de felicidad” soñado por Fidel Castro y Hugo Chávez, una de las más crueles realidades para quienes son atrapados por sus distopías. Una de estas instituciones es la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), que tuvo su más reciente cumbre el pasado mes de abril en Honduras bajo la presidencia pro tempore de la señora Xiomara Castro, presidenta del país centroamericano, quien le pasó el bastón a Colombia en la persona de Gustavo Petro.

Es interesante apreciar que la Cumbre del CELAC tiene lugar en Honduras, cuando este país se apresta a elecciones presidenciales, y se le entrega la presidencia a Colombia, que también celebra comicios generales el año próximo. Por lo tanto, es fácil colegir que estos encuentros tienden a impulsar políticamente a sus anfitriones facilitándoles una tribuna que, aunque de escaso prestigio, sirve para promoverlos. Una práctica que Fidel Castro y Hugo Chávez, implementaron durante sus respectivas dictaduras. Ellos vivían fascinados por el circo, aunque siempre les racionaron el pan a su claque.

EL CELAC es la contraparte populista de la Organización de Estados Americanos, OEA, que en honor a la verdad parecen ser gemelas univitelinas en lo que a su mutua ineficiencia en cumplir sus respectivos objetivos concierne. El CELAC es un instrumento esencial para promover el despotismo, así que sus propósitos permanecerán vigentes mientras autócratas como Rafael Correa y Evo Morales ejerzan influencias en el contexto americanos y desgobiernen individuos como Nicolas Maduro, Daniel Ortega, Xiomara Castro y Miguel Diaz Canel, quienes nunca han dejado de ser enemigos de los valores democráticos, del escrutinio y de la crítica.

Ellos y sus aliados, aunque no tengan los recursos iniciales que aportaba la Venezuela petrolera, son los iluminados de los tiempos de internet que solo aprecian la libertad y el derecho de los demás desde el meridiano de sus intereses. El CELAC, siempre será un instrumento de desestabilización y de concertación para aquellos que buscan el poder, los que quieren imponer su voluntad en detrimento de los derechos de los gobernados. Castro, Chávez y por supuesto el otrora potable para la clase política latinoamericana y Estados Unidos, Luis Inacio Lula da Silva, por suerte ya nadie cree en este sujeto, fundaron el CELAC, UNASUR y el ALBA una efusión de siglas que solo han servido para difundir sus propuestas con muy poco éxito.

La decadencia del CELAC es más que evidente, como evidencia que solo asistieran 11 presidentes de los 33 estados que conforman la entidad, faltando el más conspicuo de todos, Nicolas Maduro, a quien Washington equiparo con Osama Bin Laden al ofrecer la misma cantidad de dinero por su captura. Monto al que son merecedores algunos de los participantes, entre ellos el dictador cubano Miguel Diaz Canel, que fue recibido en Tegucigalpa por quien algunos afirman es el verdadero mandante en el país, Jose Manuel Zelaya.

Otro aspecto importante para destacar es que dos de los tres países que son en cierta medida la columna vertebral de la entidad, Nicaragua y Venezuela, estuvieron ausente, solo Cuba participó, porque el mendigo de su dictador no pierde oportunidad para reclamar un mendrugo de cualquier cosa que le permita seguir en el poder. Estos tres países enfrentan una profunda crisis de gobernabilidad por el amplio descontento popular que los obliga a imponer un estricto control social donde lo que no está explícitamente permitido está prohibido, mientras mantienen a numerosas personas en las cárceles.

Cuba tiene encerrada a 1,152 personas por causas políticas, la mayoría de ellos 66 años después de llegar la tiranía al poder; Venezuela tiene 1,601 prisioneros políticos y Nicaragua aún tiene cerca de un centenar de presos políticos después de haber vaciado las cárceles al desterrar a varios cientos de prisioneros y quitarles la ciudadanía, aunque cualquiera de ellos son ciudadanos con más decoro que el que nunca tendrá la pareja Daniel Ortega y Rosario Murillo.

Pedro Corzo
05 de mayo del 2025

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