Hugo Neira

Individuos e individualismo

Es más poderosa la tendencia a la masa que la tendencia al individuo

Individuos e individualismo
Hugo Neira
02 de enero del 2023


En todas partes –en El Cairo, en la España de Los Indignados
a Ciudadanos y a Podemos, en el Chile de las marchas juveniles para obtener una educación de calidad y lo más gratuita posible, y en el Perú, en algunas tendencias que se expresaron tanto en las redes como en la calle– han aparecido grandes grupos de jóvenes. No los llamaré de otra manera, hasta que cuajen en una u otra organización estable. Una cosa es un individuo formado, con una conciencia personal y capacidad de duda. Otra es formarse en una masa, religiosa o ideológica. En nuestro continente, es más poderosa la tendencia a la masa que la tendencia al individuo, que es más libre.

Hasta ahora, da la impresión de que son como varias corrientes, unos han perdido la confianza en los partidos institucionales y se acercan más bien a formas de representación política directa, ocupando ellos mismos espacios políticos. Quieren cambiar las cosas. Y quieren ser parte de eso que emerge. Sin duda alguna, esos comportamientos coinciden con lo que diversos pensadores han expresado, y que hemos recogido en escritos anteriores. Por ejemplo, el filósofo francés Marcel Gauchet ha sido uno de los primeros en observar una mutación social en los individuos, y lo viene diciendo y escribiendo desde los años ochenta. Entre tanto, tres fases de renovación han acontecido, sociológica, jurídica y psicológica. Desde hace más de treinta años. Convendría conocer mejor ese despertar en los hechos y los estudios en torno a ellos. Eso ocurre en Europa. Convendría también considerar como “viejo mundo” a ese continente por su evidente ebullición intelectual. No es viejo lo que no para de renovarse y alerta de los cambios de nuestra época, observando la realidad con una actitud crítica, es decir, diciendo en qué es positivo o dañino para el ser humano. Cuidado con el ‘viejo mundo’, todos los cambios mentales vienen de Europa y vienen modificándose constantemente. 

Para el antropólogo Louis Dumont, la emergencia del individuo se sitúa al final del Medioevo (Essais sur l’individualisme, de 1983). Tres años más tarde, en su obra Sur l’individualisme (En torno al individualismo), los sociólogos Pierre Birnbaum y Jean Leca introdujeron una aclaración que permite enfocar el individualismo en sus tres aspectos: ‘descriptivo’, ‘justificativo’ y ‘explicativo’. Así tanto lo que lo caracteriza y lo que lo legitima como el individualismo metodológico se encuentran lógicamente separados.

Hubo, pues, una explosión de trabajos. Debemos deplorar que la gran mayoría están en francés y como no vienen en inglés —aun si las universidades americanas los conocen—, no son recuperados por el mundo académico latinoamericano, con la excepción de Brasil, México y Argentina. Voy a citar solo algunos de esos trabajos de investigación. Son de ciencias sociales la mayoría de ellos y no faltan los de filósofos, educadores, etc. Por ejemplo, de Nicole Aubert, L’individu en quête de soi, Seuil, 1991 (El individuo en búsqueda de sí mismo). De Bernard Lahire, L’homme pluriel, 1998 (El hombre múltiple o plural). De Alain Renaut, La era del individuo, de 1993. De Jacques Van Rillaer, La gestión de soi (La gestión de sí mismo). De Alain Ehrenberg, L’individu incertain, 1995 (El individuo incierto); Le culte de la performance, 1991 (El culto del éxito); La fatiga de ser uno mismo, depresión y sociedad (2000). Un canadiense, Charles Taylor, ha publicado Les sources du moi. La formation de l’identité moderne, en 1989. (Las fuentes del yo. La formación de la identidad moderna). En el seguimiento de los estudiosos en Ciencias Sociales de ese fenómeno que ha aparecido en Europa desde 1968 (el movimiento de Mayo de 1968), se nota que como actitud se ha hecho menos ideológica, más variada y extensa, y lo que importa es que se está atribuyendo valores al individuo y a su particularismo, con finalidades morales, sociales y políticas que, por lo general, se atribuían a los movimientos de clases y de partidos. El fenómeno no ha concluido de expresarse. Pensadores como Danilo Martuccelli sostienen que se está produciendo otro tipo de modernidad. (De Martuccelli, que ha publicado mucho en francés, podemos citar ¿Existen individuos en el Sur?, editado en Santiago por LOM en el 2010).

Sin embargo, hay un reparo y una confusión. Poco tiene que ver este movimiento con lo que se llama la ideología del individualismo. Muy anterior y de corte económico y comercial. Es pues también cierto que otra figura del individualismo ha emergido, la del sujeto replegado sobre sí mismo, egoísta, lo más autónomo posible, pero incierto como lo ha llamado Alain Ehrenberg. Este repliegue se paga gravemente por una suerte de inquietud existencial, hasta llegar a “la fatiga de sí mismo”. En los Estados Unidos, estos síntomas aparecieron desde los años setenta, y Richard Sennett explica, en un libro traducido al castellano y editado por Anagrama, “la fragmentación social, la fractura entre el éxito personal y el progreso social”, en pocas palabras, “la deriva no progresista de la cultura neocapitalista” (La cultura del nuevo capitalismo, 2006). Por si acaso, Sennett no es algún admirador del chavismo, es un sociólogo norteamericano que enseña en la London School of Economics, y me parece que también en Nueva York, lo que no le impide observar lo que llama “la corrosión del carácter”. En suma, la nueva modalidad del capitalismo y el consumo a niveles narcisistas que sobrepasan todo lo conocido en la historia de la vanidad humana, resulta algo muy inquietante. Y no por nuevo, bueno. 

Esta nota bibliográfica ya no es una descripción neutral sino un juicio de valor. Uno tiene la obligación de ser objetivo, pero también tiene derecho a decir que un tipo de fenómeno social puede ser perfectamente parte de un efecto perverso. Compramos acaso en exceso ropas distintas y cosas banales para ser algo, para identificarnos. Y lo que ocurre es lo contrario: somos parte de un fenómeno de alienación. De algo muy conformista, cuando parece inconformista. Algo que la conciencia ecológica naciente está tratando de cambiar. 

O sea, individuos libres y autónomos, sí. Individualismo desarticulado de la sociedad y con una cultura superficial, no. La teoría del individuo libre es una cosa, la ideología del individualismo es otra. Hay que decirlo, para no prestarse a confusiones.

Un feliz 2023 a mis hermanos peruanos. De ellos no me olvido, aunque esté en otro lugar del planeta. Veo y estudio otros países siempre pensando en el mío, en el Perú.

¡Cuatro operaciones, os sustraigo
para salvar al roble e hundirlo en buena ley!
¡Cuestas en infraganti!
¡Auquénidos llorosos, almas mías!
¡Sierra de mi Perú, Perú del mundo,
y Perú al pie del orbe; yo me adhiero!

(César Vallejo, “Telúrica y magnética”)

Hugo Neira
02 de enero del 2023

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