Cesar Gutierrez
Las prédicas que vendrán luego del apagón en España
Perú no estará al margen de los múltiples mensajes sesgados

Hay que prestarle mucha atención a las diversas opiniones que se darán luego del reciente apagón total que afectó a España, parte de Portugal y Francia, porque tendrán una mezcla de técnico de nivel somero y mucho de confrontación de tecnologías y política.
Se generarán debates y habrá correlatos en decisiones regulatorias a nivel mundial; de por medio está la generación de energías renovables (RER), solar y eólica, y el interés de los productores, transportistas y distribuidores de gas natural, que suministran el combustible a las termoeléctricas. En nuestro país, el hecho ocurre en un momento en que se discute el reglamento de la Ley 32249, que tiene mucho que ver con las inversiones en RER.
La explicación técnica del apagón está en el terreno de la llamada “estabilidad de sistemas de potencia”, que estudia las variaciones de la frecuencia eléctrica que se mide en Hertz (Hz), que en Perú es 60 Hz y en España 50 Hz. Los márgenes que se manejan son de +/- 1% del valor (en Perú 0.6 HZ), que excedidos pueden generar grandes problemas en el sistema eléctrico.
Hay sistemas que permiten la regulación en tiempo corto de la frecuencia, si es del orden de un segundo. Estamos en el terreno que se denomina regulación primaria: es obligatorio que las centrales hidroeléctricas y termoeléctricas tengan dispositivos de corrección, que se denominan reguladores de velocidad, que actúan aumentando o disminuyendo el flujo de agua o gas para controlar la velocidad de las turbinas que accionan a los generadores, y por ende la frecuencia.
Las centrales RER carecen de este tipo de regulación, y para tener injerencia en el control de la frecuencia tienen que recurrir a baterías, cuyo costo a la fecha es bastante elevado. Y que normalmente no utilizan por lo que son fuertemente criticados por operadores hidroeléctricos y termoeléctricos.
Las distorsiones en la frecuencia se producen por desequilibrios entre oferta y demanda, que puede deberse a salida o ingreso de centrales generadoras o incrementos o decrementos súbitos de la demanda, o desconexión de líneas de transmisión por mala operación o por fallas.
Si los controles de la frecuencia fallan, hay dispositivos automáticos que sacan de servicio a determinados sectores, si el descontrol escala puede desconectarse todo el sistema, que es lo que ha ocurrido en España.
La interrogante es ¿qué originó el desbalance entre oferta y demanda? Hasta el momento no se sabe, y el último pronunciamiento del operador técnico del sistema eléctrico, la estatal Red Eléctrica de España, ha señalado que en dos oportunidades en el lapso de 1.5 segundos se registraron dos eventos sucesivos equivalentes a la salida de oferta. Es una versión preliminar.
En ese contexto, se afirma, por fuentes del sector de operación del sistema español, que el 60% de la oferta era solar y 14% eólica, con lo que la estabilidad era precaria, dado que –como he mencionado– las solares no tenían control para la frecuencia. Partiendo de esta realidad, se inicia un discurso de satanización de las plantas solares; y en pleno era Trump, que es opuesto a las RER y defensor de las hidrocarburíferas, se va a generar una corriente de opinión.
Hay una segunda derivada del luctuoso acontecimiento, y es lo que está diciendo el opositor Partido Popular, que critica la propiedad estatal del gestor técnico del sistema, Red Eléctrica de España, que ha sido mantenido en esa condición por el gobernante Partido Socialista Obrero Español.
La corriente de opinión contra las RER arribará al Perú y se pondrá al debate en la formulación del reglamento de la Ley de Renovables (ley 32249). Es posible la coexistencia de centrales RER respaldadas por hidroeléctricas y termoeléctricas a GN.
Lo que no debe ocurrir es proponer reglas, como está sucediendo, que permitan la concentración RER en tres operadores que tienen todo el mix de tecnologías: hidroeléctricas, termoeléctricas, solares y eólicas. Justamente lo que ha ocurrido en España.
Es posible tener un reglamento que permita la coexistencia de tecnologías, precios óptimos al consumidor, capacidad de respaldo y sin concentración empresarial, para lo que existe el mecanismo de servicios complementarios, que puede desarrollar un mercado secundario, la ley aprobada lo permite.
Nos espera un intenso debate con el conservadurismo fósil.
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