Jorge Varela
Segunda renovación socialista en Chile
Incertidumbres de un destino marcado

Sin desearlo, nos encontramos con el tema inspirador de este artículo. ¿Qué le deparará el destino a los compañeros del viejo socialismo chileno de Marmaduque Grove y a sus seguidores resignados de la hora presente?, en medio de la contaminación ideológica proveniente del siglo pasado y de las dudas e intrigas contemporáneas anexas a las luchas por un poder que se les presenta adverso y huidizo.
¿Cuáles son las llamadas ‘verdades’ de este socialismo perdido en la bruma con las que se ha querido embrujar a sus dúctiles militantes y anestesiar al pueblo?
El síndrome socialista
A juicio del periodista Daniel Matamala, “cuando los desafíos a la democracia son gigantescos, en Chile y en el resto del mundo, el partido que se proclama garante de gobernabilidad está haciendo un papelón,…se está humillando a sí mismo”. “La seguidilla de decisiones patéticas, absurdas y autolesivas que ha tomado el Partido Socialista este año es interminable. Una espiral descendente que no parece tener final. “El Partido Socialista se comporta como un niño taimado, escenificando pataletas que no logran ningún objetivo político. Al revés”. (“Así se humilla el partido de Allende”, “La Tercera”, 27 de abril de 2025)
Según el sociólogo Eugenio Tironi, “el PS de hoy se comporta como lo ha hecho sistemáticamente a lo largo de su historia”. “El PS nace de la confluencia de caudillos populares diversos, no como una fuerza que dote de expresión política a un movimiento social ni de estructura orgánica a una ideología omnicomprensiva”. Es decir, para Tironi el PS es un ente difícil de domeñar. (“El síndrome socialista”, “El Mercurio”, 22 de abril de 2025)
“Nadie, en suma, debiera sorprenderse por los signos, actitudes y conductas del PS,…es un patrón recurrente. Un síndrome: el síndrome socialista”.
La respuesta de un duro
El senador Fidel Espinoza, -uno de los socialistas duros-, en respuesta al artículo de Eugenio Tironi, argumenta que “desde su fundación, en 1933, de 15 elecciones presidenciales, el PS ha logrado elegir a cuatro presidentes de sus filas, (más que ningún otro partido en Chile), ha apoyado a tres candidatos ganadores de otros partidos y se sumó en segunda vuelta a un candidato ganador”. “Este track récord habla de un partido que, más allá de su actuar a veces tumultuoso,ha sabido interpretar los anhelos de justicia social del pueblo chileno”. (Carta, diario “El Mercurio”, 24 de abril de 2025)
Una segunda renovación en el horizonte
El PS atraviesa -qué duda cabe- un período de intensa confusión política-doctrinaria-programática y no se atreve a optar por un verdadero proyecto socialista democrático. Carlos Ominami, quien fuera ministro de Economía de Salvador Allende, -de vuelta al redil-, ha redactado una serie de escritos dando a conocer su posición sobre el rol del socialismo.
En uno de estos, sostuvo que “una fuerza socialista renovada con vocación de mayoría debiera surgir de la convergencia entre el socialismo histórico y las nuevas izquierdas (entiéndase al Frente Amplio y otras expresiones). Sin estas últimas el socialismo histórico no podrá superar un cierto anquilosamiento.”. (Ensayo “El socialismo chileno a 50 años del golpe militar”, Revista Políticas Públicas, Universidad de Santiago de Chile, Número Especial, 2023: 67-84)
A estas alturas el olvido suele causar estragos. Es fácil eludir todos los malos recuerdos de “la fracasada vía chilena al socialismo” y enfatizar la apología de aquella primera renovación del socialismo que tuviera como centro de gravedad la recuperación de la democracia y la construcción de alianzas para sustentarla. “La renovación socialista fue un trabajo de crítica y autocrítica”, doloroso por las divisiones que produjo, aunque fecundo en resultados. Permitió el nacimiento de la Concertación, coalición de gobierno que condujo a Chile por el desfiladero de la recuperación democrática. Según Ominami, dicha renovación “le permitió al socialismo chileno recuperar respetabilidad y credibilidad como fuerza de gobierno”.
Desde la plataforma señalada postula que “hacia adelante, pesa sobre…el Partido Socialista una enorme responsabilidad: construir una fuerza política de mayor alcance, capaz de frenar las embestidas autoritarias que amenazan a la democracia, ampliando al mismo tiempo derechos y libertades”. Con singular optimismo le dice a sus compañeros: “la agenda de esta segunda renovación es amplia y diversa. No se trata simplemente de una actualización programática. Se requiere una renovación profunda de los conceptos. Pasar del clásico Estado de bienestar a un Estado de seguridad, de la nacionalización de los medios de producción a la democratización del conocimiento, del productivismo a la sustentabilidad, del patriarcado a la igualdad de género, del Estado omnipresente al Estado estratégico, del modelo a la práctica socialista, de la burocratización al estímulo a la innovación y el emprendimiento, del dogmatismo a la libre circulación de las ideas”. (“La segunda renovación del socialismo”, “La Tercera”, 15 de agosto de 2014)
¿Será posible hacer realidad tan seductora descripción?, si lo caótico es el estadio permanente donde habitan tendencias y se entrecruzan apetitos existenciales. ¿Qué ocurrió con el contenido clasista y revolucionario del proyecto socialista ortodoxo?, donde se planteaba la rearticulación y unidad política-social de la vieja izquierda, mediante un “fortalecimiento de la alianza Partido Socialista - Partido Comunista”. ¿Qué pasó con el retardatario ‘socialismo del siglo XXI’, esa mixtura de falso socialismo democrático y revisionismo marxista?
La marca de Rousseau
A propósito de estas incursiones en un terreno que parece baldío, pero en el cual todavía crece abundante pasto y maleza rojiza, la pregunta a formular es: ¿cuántos revolucionarios a lo Rousseau quedan todavía en el PS chileno? Para Friedrich Nietzsche, Jean-Jacques Rousseau fue “ese primer hombre moderno, idealista y canaille a un tiempo, que necesitaba de la dignidad moral para soportar su propio aspecto; enfermo de vanidad desenfrenada y de desprecio desenfrenado de sí mismo”. (“Cómo se filosofa a martillazos”, “Correrías de un hombre inactual”, parágrafo 48)
Cómo es sabido para muchos, Robespierre entre ellos, Rousseau ha sido el máximo referente intelectual de la Revolución francesa y también un antecesor de las ideas marxistas. No faltan quienes le consideran un precursor de los totalitarismos.
Muchos socialistas contemporáneos dirán: es que eran otros tiempos. No queremos ser sus herederos. Ahora estamos todos ‘renovados’ y además, somos progresistas. Los Congresos de Chillán y La Serena han quedado atrás.
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