Heriberto Bustos
Tiempo prestado
Crisis, desgobierno y la urgencia de actuar

Convocadas las elecciones generales para abril del próximo año, empieza a correr el recurso más preciado que todos tenemos: el tiempo. Su significado y utilidad evidencian necesidades e intereses distintos. Para quienes apuestan por la esperanza de un futuro mejor, es un período en el que deben volcar todos sus esfuerzos en la organización, convocatoria y convencimiento de los electores mediante propuestas serias, coherentes y en sintonía con las complejas necesidades del país, que vive momentos críticos, acorralado por la delincuencia y una creciente insania. Para quienes asumieron accidentalmente la responsabilidad de conducir el país (con más errores que aciertos), es un tiempo prestado, lamentablemente cedido a la criminalidad; quizás transitan vidas intensas, acompañados por el oscuro presentimiento de que algo trágico puede suceder en cualquier momento, con su eventual juzgamiento.
Impactados, contagiados o comprometidos con la desgracia que vivimos —cuya máxima expresión, hasta ahora, es el asesinato de 13 trabajadores mineros en Pataz a manos de la mafia enquistada en la minería ilegal—, vemos un episodio que revela la cruda realidad de un desgobierno. Como suele pasar cuando un barco se hunde, los responsables intentan ser los primeros en huir, señalando a otros como culpables de la tragedia en su desesperada carrera hacia el escondite.
Hemos sido testigos no solo del desconocimiento del Premier sobre este suceso, sino también del descarado “peloteo” de responsabilidades entre los poderes del Estado. Mientras el presidente del Consejo de Ministros decía: “Nos preocupa que esta información sea cierta; sin embargo, nuestros órganos y cuerpos de seguridad han estado actuando en Pataz y no tienen noticia —repito— no tienen noticia de que el suceso informado ayer sea veraz”, el comandante general de la policía era captado a las 11 de la noche del miércoles 30 de abril —en plena crisis del secuestro— por periodistas en el Hotel Bolívar, saliendo de una celebración privada de cumpleaños.
Tras confirmarse la ejecución de los 13 trabajadores, vino el pandemonio: la presidenta pasó la pelota de la responsabilidad al Poder Judicial y al Legislativo; este último reaccionó “poniéndose fuerte” frente a las declaraciones de la presidenta y el premier. El Poder Judicial, por su parte, intentó lavarse las manos alegando que actúa de acuerdo con los protocolos y que la liberación de algunos presos se da en estricto cumplimiento de los mismos.
Mientras todo esto ocurría, el cirujano Cavani revelaba las cuatro operaciones estéticas que se había realizado la presidenta (insistentemente negadas por ella). Además, se filtró un informe del Ministerio de Economía y Finanzas (MEF), a pedido de la Secretaría General de la Presidencia del Consejo de Ministros (PCM), que proponía aumentar el salario de la presidenta Dina Boluarte, de 16,000 soles mensuales a 35,568 soles. Frivolidad e impertinencia se mezclaron en estos dos actos, mostrando un mundo completamente alejado de la dura realidad de los peruanos. En el interín, y cumpliendo el refrán “a río revuelto, ganancia de pescadores”, el supuesto implicado en la matanza salió fácilmente del país rumbo a Colombia, contando indirectamente con el aval de algunos congresistas que, al parecer, pagaban favores al aprobar la ampliación del Registro Integral de Formalización Minera (Reinfo). No hace falta pensar demasiado para entender que la minería ilegal constituye, hoy por hoy, una amenaza grave para la ya inestable democracia peruana.
Hoy no basta con decir ¡basta! Necesitamos acciones concretas. Son momentos de gobernar con responsabilidad y ética. Un cambio de gabinete, hecho con inteligencia e independencia de la frivolidad y la comodidad presidencial, podría devolver un hilo de esperanza en la protección de nuestras vidas.
Quienes están comprometidos como actores en esta tragedia nacional, si comprenden lo que señaló Carl Sandburg —“El tiempo es la divisa de tu vida. Es la única divisa que tienes, y solo tú puedes determinar cómo será gastada. Sé cuidadoso y no permitas que otras personas la gasten por ti”—, aún pueden rectificar su comportamiento y compromiso. Pueden hacer de su tiempo la esperanza. De lo contrario, seguirán atenazados por otro tiempo: simplemente prestado.
COMENTARIOS