Eduardo Vega
Un diamante en bruto
Phillip Butters: ¿candidato mediático o político en construcción?

Empiezan a perfilarse los posibles candidatos a la presidencia para el 2026. Aunque faltan aún 10 meses para que los peruanos volvamos a las urnas, algunos ya han comenzado a presentarse abiertamente ante los medios, a pesar de que los procesos preliminares o internos de los partidos aún no se han formalizado.
Entre los aspirantes más visibles, quien más atención viene acaparando es el señor Phillip Butters. Con un sinfín de declaraciones de todo tipo, ha logrado presencia en numerosos programas de televisión y podcasts en YouTube —tanto políticos como de entretenimiento— con el objetivo de mostrarse y, posiblemente, “marcar la cancha” frente a sus rivales, tanto internos como externos.
Es evidente que su estrategia gira en torno a generar declaraciones polémicas que le aseguren visibilidad, ya sea para sus propios medios o los de terceros. Sin embargo, aún no queda claro si ha medido el verdadero impacto de sus palabras. Con cada declaración, puede ganar votos... o perderlos. Peor aún, algunas de sus expresiones podrían terminar perjudicando su campaña más de lo que la impulsan.
Está claro que los sets de televisión son su zona de confort. Después de tantos años en los medios, tiene un dominio natural de las cámaras, los escenarios y el espectáculo mediático. Se muestra como alguien más leído que el promedio, con acceso a una cantidad notable de información privilegiada. Aunque muchas veces no pueda confirmar el origen de sus fuentes, logra transmitir sus ideas de forma convincente, usando su capacidad narrativa para imponer su versión o desacreditar la ajena.
Butters no es carismático en el sentido tradicional. Es agresivo, soberbio. Se presenta como un sabelotodo y un “criollo buena gente” que conoce a todos y quiere sacar adelante al país de la mano de sus técnicos —siempre los mejores— y sus contactos. En resumen, adopta el personaje del “bacán” con plata. Si bien su actitud es más genuina que la de la mayoría de políticos, debería tener en cuenta que estar casado o tener hijas no lo exime de comentarios misóginos, ni lo convierte en caballero. Del mismo modo, haber caminado por la calle y aparecer en televisión no lo vuelve empático con el necesitado, por más paternalista que se muestre en una conversación.
Es claro que necesita regularse. Aunque dice no gustarle la diplomacia, debería aceptar que el cargo al que aspira exige una buena dosis de corrección política. Si se muestra únicamente como un personaje confrontacional, sin habilidades de negociación, perderá votos que podrían ser decisivos en una segunda vuelta. Si tanto le gusta el box, debería recordar que muchas peleas se ganan por desgaste, no por nocaut.
Dicho esto, estamos ante un potencial candidato de derecha bastante interesante. Tiene una gran capacidad narrativa y una flexibilidad discursiva que le permite comunicarse a todo nivel. Es, en resumen, un diamante en bruto. Si logra limar las aristas que le generan tantos anticuerpos, podría llegar a ser el próximo presidente del Perú.
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