Iván Arenas

El terror de Sendero y la leyenda negra

Las verdades del libro “El valle de la muerte”

El terror de Sendero y la leyenda negra
Iván Arenas
16 de abril del 2019

 

A raíz de la reciente publicación del libro El valle de la muerte de Víctor Tipe y Jorge Arrieta, periodistas de vieja escuela, en el que narran las masacres del grupo terrorista Sendero Luminoso en el llamado Valle de los ríos Apurímac, Ene y el Mantaro (VRAEM), de alguna u otra manera empezará un debate sobre las aún poco conocidas atrocidades del terrorismo en la selva peruana. Un debate que dejará en offside la historia “no oficial” que intentó perennizar la Comisión de la Verdad.

El libro cuenta lo que poco se sabe: las historias de los crímenes de lesa humanidad de Sendero Luminoso, semejantes a los de Pol Pot en Camboya, en la selva peruana. Mujeres violadas y esclavizadas, niños secuestrados, matanzas y una serie de atrocidades que se perpetraron en nombre el Pensamiento Gonzalo. En el libro se narra la matanza de 300 personas en la comunidad nativa de Etzoniari, en San Martín de Pangoa, hecho no recogido por la Comisión de la Verdad.

¿Por qué es importante la publicación de este libro ahora? Por varias razones. La primera, porque refrenda que jamás existió aquello de un “conflicto armado interno”, sino terrorismo puro y sangriento. Como se sabe, un sector del país —agrupados bajo la Comisión de la Verdad— siempre trató de escribir una sola historia. En esta única narrativa que se quiso imponer se reconoce al periodo de violencia terrorista como un “conflicto armado interno”, con lo que se equipara al Estado con Sendero. Debemos agregar que según esta narrativa la lucha antisubversiva del Estado estuvo basada en la sistemática violación de los derechos humanos.

Así, a pesar de todas las oposiciones, se ha construido una leyenda negra sobre la actuación del Estado en la lucha contrasubversiva que ha impedido que celebremos la única guerra que ganaron claramente el conjunto de los peruanos. La guerra contrasubversiva fue un fenómeno sin igual, que movilizó a todos los peruanos, una alianza nacional que atravesó ciudades y llegó al campo. Por primera vez en la historia republicana hubo un consenso nacional y de pronto vimos al “otro Perú”, el de los Andes y los llanos amazónicos. Ni la guerra con Chile pudo movilizar a la nación como lo hizo la guerra contrasubversiva.

Por todo ello se debe celebrar la aparición de El valle de la muerte, porque nos recuerda que Sendero actuó como un grupo terrorista y porque derriba el relato que justifica la propaganda contra la guerra antisubversiva que el Estado libró. Nunca hubo un conflicto interno. Y quizá otra razón para celebrar la publicación del libro es que, como dijimos arriba, se deja en offside el Informe de la Comisión de la Verdad. ¿Por qué dicha Comisión no consignó, por ejemplo, la matanza de Etzoniari? Honestamente, no lo sabemos.

Como dijimos arriba también, la leyenda negra contra la lucha antisubversiva no ha permitido hacer monumentos de nuestros cientos de héroes anónimos.

 

Iván Arenas
16 de abril del 2019

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