Iván Arenas
Entre Gregorio Santos, Antauro y Verónika
Diferencias de la izquierda popular y la izquierda caviar

Es absolutamente difícil precisar si Antauro Humala será candidato a las elecciones del 2021, porque la condena que pesa sobre él le alarga el plazo hasta el 2024. De allí para adelante tiene todas las opciones, porque en este país todo puede suceder. No obstante, la condena no parece interesarles a sus seguidores, que han empezado su campaña en diversas regiones y provincias, guardando la esperanza de que el Poder Judicial de Vizcarra le otorgue una libertad anticipada. El Humala rojo vuelve, dicen.
En el norte grande, Gregorio Santos, esta vez en alianza con el gobernador Vladimir Cerrón, continúa una gira para informar a los suyos que ahora van con Perú Libre y que la búsqueda del poder es irrenunciable.
En Lima, la izquierda mesocrática y caviar, que ha cambiado la bandera de la hoz y el martillo por la del arcoiris, mira con atención y desde lejos los movimientos de ambos bandos. Verónika Mendoza no se quiere “manchar” con los “radicales”, y solo los utiliza cuando quiere negociar mayores ventajas con su ala moderada y para asustar al establishment mediático. Cuando es necesario ella acepta la invitación de Santos y Cerrón, se toma una foto en grupo y avisa que puede navegar en aguas rojas también. Vero es fina hasta para negociar.
Hasta ahora uno de los tantos cálculos que se hacen en la izquierda caviar y mesocrática es que el vizcarrismo apueste por Verónika. Pero ya sabemos que Vizcarra no conoce de promesas. Hoy, aunque ellos lo nieguen, mantienen un concubinato de beneficios mutuos. Sin embargo, algo falla en la izquierda caviar. Desde hace mucho hay en ellos una dislectura del Perú real. Por eso son una legión, pero no un pueblo.
En Huancayo, la oposición a eso que denominan “ideología de género” viene desde los sectores más radicales del magisterio, que no precisamente son de derechas. Gregorio Santos dijo en Cajamarca que la agenda LGTBI y de género no es de interés del mundo popular. Por su parte, Cerrón se ha mostrado reacio a todo enfoque de género en su jurisdicción, y es casi seguro que Antauro no crea mucho en todo ello que hoy los caviares levantan como banderas políticas.
¿A qué viene toda la anterior reflexión? A que existe claramente un diferencia entre las banderas y agendas de la izquierda limeña caviar y la izquierda provinciana de Santos, Cerrón y Antauro. Ahora, ¿por qué decimos que la izquierda caviar hace un dislectura del Perú real? Porque, todo indica que la agenda del mundo popular y emergente transita por otros caminos, lejanos a las percepciones del joven caviar que milita en el Partido Socialista en la PUCP.
Los sociólogos siempre se referían a la existencia de dos Perús, dos países distintos. Algo de ello hay ahora en las interpretaciones del zurdo caviar. El mundo popular con sus realidades, con su informalidad y sus colores solo es un lugar de tránsito y de turismo social.
No obstante, también vale indicar que el mundo popular no se explica sin dos instituciones que son, digamos, sus vigas maestras: el mercado y la familia. ¿Cómo acercar al mercado, la familia y el anti establishment? Solo un fenómeno populista pudo hacerlo: el fujimorismo. ¿Podrá tamaña operación la izquierda chola y provinciana?
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