Jose Azalde

¿Por qué la actuación de los políticos afecta el crecimiento económico?

La crisis actual nace de la polarización política

¿Por qué la actuación de los políticos afecta el crecimiento económico?
Jose Azalde
03 de abril del 2024


Parece que se volvió deporte nacional atacar a los políticos. Algo casi siempre justificado, porque la actuación de los políticos no guarda relación con el crecimiento económico de nuestro país y el incremento del nivel de sofisticación del manejo del Estado. Parece que, en Perú, en términos relativos, todo mejoró en las últimas décadas, salvo la política, que experimenta un deterioro dramático que llama la atención de la comunidad nacional e internacional (la pregunta usual que se formulan ciudadanos extranjeros: ¿cómo en tu país caen presidentes, pero la economía sigue estable?)

La representación política se fundamenta en el principio del gobierno de las mayorías y en el principio democrático de que todos podemos elegir y ser elegidos. Si a estos sumamos la necesidad de elegir a los mejores (probos e idóneos para ejercer el cargo), la vida política mejoraría cualitativamente. Pero la realidad refuta este deseo. No es un tema nuevo. Como materia de reflexión política viene desde Grecia: Aristóteles hacía referencia, como forma degenerada de gobierno, a la demagogia, Constant rechazó la tiranía democrática de los jacobinos, Tocqueville planteaba como problema el eventual advenimiento de un “despotismo democrático”; Stuart Mill manifestó su preocupación sobre “la tiranía de las mayorías” y (la lista de autores sería demasiado extensa), Isaiah Berlin advertía sobre los peligros de ciertos reformadores temerarios que no saben lo que hacen. Por eso, como vengo sosteniendo hace buen tiempo, en esta época Winston Churchill no ganaría ni la elección de la apafa.

Regresando a Perú, considero que la población ya no busca grandes estadistas (una especie en extinción). Con criterio pragmático, desea que los políticos: 1. Interpreten la situación social, económica y política (el relato) y 2. Propongan soluciones realizables (la motivación puede ser técnica, emotiva, etc.). Si analizamos detenidamente, la discusión política desde los 90 se reduce a establecer las causas que nos llevaron a esta situación como elaboración de una narrativa o relato (mafia caviar, castrochavismo, George Soros, mucho estado, poco estado, corrupción, agenda globalista, Estados Unidos, etc.) y el medio adecuado para salir del problema (más estado, menos estado, reforma del sistema de justicia, nacionalización de la economía, prevalencia de la libertad individual frente al Estado, proyecto nacional y popular, etc.)

La crisis actual nace de la polarización política dentro de una discusión vaciada de ideas. Por tanto, la percepción que brota de forma indubitable es que se trata de pugnas entre élites que pretenden sucederse unas a otras pero que no explican el motivo por el cual no recuperamos el nivel de crecimiento de la primera década de este siglo (9% en el mejor momento, que garantizaba salir del subdesarrollo en un espacio temporal determinado) y las soluciones que plantea la clase a un problema (no identificado) son meramente estéticas. Como una casa con problemas en los cimientos pero que solo renuevan el estuco.

En este momento de nuestra historia, con un escenario internacional que coloca al Perú en una posición privilegiada, la clase política no puede responder por qué el desarrollo económico se ralentizó, por qué la desafección política contra el sistema democrático es cada vez mayor, porqué la agenda política cada día se asemeja más a las antiguas páginas policiales de los grandes tabloides.

En mi modesta opinión, desde la perspectiva del desempeño de la clase política, la economía no recuperará el dinamismo esperado en tanto no se logre:

  1. Crear una institucionalidad basada en acuerdos políticos de gobierno públicos y transparentes (superar esta guerrita entre facciones, este “Counter-Strike” lorcho que como parte del espectáculo mediático puede divertir, pero soterradamente destruye).
  2. Dar confianza (seguridad jurídica, predictibilidad, etc.) a los inversores nacionales e internacionales mediante un sistema nacional de administración de justicia sólido. Nadie invierte en un país cuyos operadores judiciales adolecen de falta de legitimidad social y además son cuestionados de forma sistemática por actos de corrupción.
  3. Se tiene que continuar con las reformas liberales, sobre todo aquellas que garantizan ampliar la esfera de autonomía del ciudadano emprendedor frente a un estado ineficiente que carga una burocracia parasitaria (el asunto Petroperú es especialmente grave, no tiene ningún tipo de justificación poseer una empresa petrolera estatal cuando no somos un país petrolero: para más información, comparar la cantidad de producción de barriles de petróleo al día de Petroperú con las empresas petroleras estatales colombiana, brasileña, ecuatoriana, etc.).
Jose Azalde
03 de abril del 2024

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