Rafael López Aliaga ha sido elegido alcalde de Lima

1.- Si lo hace bien, va a servir como trampolín para que un frente conservador intente alcanzar con mayor fuerza la presidencia. Y también como un acicate para que la derecha religiosa le marque la cancha a las derechas liberales y populares que quieran (y necesiten) adherirse.

Por lo tanto, requerirá mucha habilidad de concertación y de liderazgo.

 2.- Rafael López Aliaga tiene capacidad técnica de sobra. Lo que va a necesitar es una mejora en su capacidad de comunicación verbal y gestual para liberarse de la imagen que aún sigue presente en la retina de muchos votantes: una persona nada empática y con poco manejo emocional.

Por lo tanto, si no lo hace desde el primer momento, el proyecto presidencial se verá cada vez más lejos.

3.- El (insufrible) tercer lugar de Forsyth y el meritorio cuarto lugar de Elizabeth León tienen una sola explicación: hay mucha gente cansada de discursos polarizadores y de esa política centrada en la disyuntiva amigo-enemigo. Un sector de la población que, sin dudas, irá creciendo con los meses. 

Por lo tanto: Para defender tus ideales no es necesario lanzárselos al otro como arma arrojadiza ya que, en política, las formas son tan importantes como el contenido. 

4.- En ese sentido –y lejos de utilizar etiquetas estúpidas como "ultra-fascista", "extrema derecha", etc., o burlarse de la derrota de los "progres"–, todos deberíamos hacer fuerzas para que su gestión sea exitosa o al menos, desearlo. Y si un ideario conservador ha triunfado para una ciudad, los mismos que lo suscriben deben lograr que este ideario sea atractivo, sugerente y nada odioso. 

Por lo tanto: Recuerden que en Lima no todos son conservadores. Y si bien hay cuestiones que no podrían darse por ideario (lo cual es legítimo al ganar el ideario), es tarea urgente encontrar los puntos en los que todos estarían de acuerdo; como lo concerniente a seguridad ciudadana, la integración sociocultural o la integración vial.