Iván Arenas

¡Un “Urresti” la hace!

El candidato anti establishment político, pero no económico

¡Un “Urresti” la hace!
Iván Arenas
15 de mayo del 2025


Poco se dice, pero en las elecciones para la alcaldía de Lima, en el 2022, fue Daniel Urresti quien ganó a Rafael López Aliaga en los principales bolsones populares. No obstante, ello no alcanzó porque en la Lima mesocrática Porky le sacó larga ventaja. De allí entonces que si uno ve las elecciones con el prisma de la sociología nacional verá que Lima se partió en dos: los sectores populares prefirieron a Urresti y la mesocracia limeña a Porky. 

Urresti entonces tuvo un arrastre electoral sobresaliente en los sectores populares. Pero ojo, y quiero ser honesto, no fue precisamente Urresti sino la imagen política que la propaganda y la anti propaganda habían construido de quien fuera general. Si decimos que un “Urresti” la hace linda en las próximas elecciones presidenciales del 2025 es porque la imagen política que proyectaba Daniel Urresti está aún vigente y francamente hay una demanda por alguien como él. Lo sigo explicando.

Los signos de los tiempos políticos y electorales no están para manos blandas, sino para posiciones radicales y la llamada “mano dura”. Ante la inoperancia del Estado y del Gobierno, y las oleadas de inseguridad, el ciudadano común y silvestre valora ahora más un liderazgo fuerte. Ante un país desordenado se valora quien viene a poner orden. 

Urresti, el político Urresti, entonces era una combinación política que asentaba bien en los sectores populares. Era un anti establishment político, pero no económico. Estaba peleado con el sistema político, a pesar de venir de Podemos; pero era un “neoliberal” que no ponía en veremos el régimen económico ni sus grandes vigas maestras. Era crítico contra las grandes empresas, pero volaba dragas de la minería informal e ilegal. Era un “anti caviar” pero también antifujimorista, por tanto podía escapar de las dos orillas del irracionalismo.

Era el de las formas mandonas que se relacionan con el “liderazgo de los fuertes”. Era una especie de Trump pero sin el Make America Great Again, el proyecto ideológico conservador MAGA. Era un conservador social, pero con la misma capacidad de las iguanas para juntarse con la progre Susana Villarán y cambiar de color.

A Urresti el político se le tildaba de proto “fascista” por sus formas chabacanas y cortantes, pero –en serio– estaba a millas de algún proyecto fascista o de ser un Mussolini criollo. “Mano dura, corazón blando”, se decía en una campaña presidencial colombiana. Un Urresti político se convertiría en la salvación del modelo económico, demandado por los sectores populares, y bloqueo de la izquierda antaurista/cerronista/castillista al que los caviares también votarían.

Iván Arenas
15 de mayo del 2025

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