Fabian Rodriguez

¿Alienación o compatibilidad?

Charlie Kirk y la derecha peruana

¿Alienación o compatibilidad?
Fabian Rodriguez
02 de octubre del 2025

 

Mientras disfrutaba de la dosis de procrastinación necesaria en el día, navegando distintas redes sociales, me percaté de un clima preocupante, que se impuso por medio de la predominancia de ciertas narrativas sobre la muerte de Charlie Kirk, conocido activista conservador estadounidense. Las principales líneas resaltaron que, aparentemente, las ideas de dicho activista contrajeron su muerte; que sostenía visiones en extremo dañinas, hasta el punto del temido «discurso de odio»; que tal odio se extendía a homosexuales, negros, hispanos, y cuanta minoría percibida como oprimida se le pudiera ocurrir al comentador de turno. En líneas generales, florecían excusas para indicar, aunque sea de forma tenue, que Kirk cosechó lo que sembró. Como es obvio, analizar la situación me generó dudas, ¿tal vez dirían lo mismo de los representantes de la derecha peruana, o, en su defecto, de todo aquel que perciban como «derechista»? 

Por lo visto, toca abordar varios puntos, no sólo con el objetivo de clarificar estas acusaciones, también para dilucidar un criterio coherente que nos permita responder si la narrativa del «cosechar lo que siembra» toca a la derecha peruana, pues haría imposible el diálogo. En principio, su posición, encajada dentro de la corriente «neoconservadora», o, incluso «reaganita», nos invoca una visión de la América capitalista, meritocrática, con política externa vibrante y hegemónica, socialmente conservadora, sin llegar a ser severa.

Estos elementos del pensamiento de Kirk, al otorgarle cierta funcionalidad, nos permiten ver por qué debatía lo que debatía: contra socialistas en el primer punto, contra aquellos defensores de tesis feministas (existencia del patriarcado) o justicia racial (existencia del racismo sistémico) en el segundo, contra aquellos críticos de Israel en el tercero (si bien hay matices y aclaraciones pendientes aquí), contra las posiciones pro-choice e incluso los defensores del matrimonio homosexual en el cuarto. 

Hecho el diagnóstico, el primer señalamiento, y el más contundente, es que las posiciones expuestas no son realmente extremistas, o radicales. Siguiendo el sentido de estas etiquetas, Kirk no reclamaba, por ejemplo, exclusión extrema contra los homosexuales, llegando a defender la participación de personas de dicha orientación sexual en Turning Point USA, su asociación; tampoco cuestionaba los cimientos de la república estadounidense, menos las máximas demócrata-liberales pregonadas por la Academia o la mayoría de la población. Dicho en otras palabras: estas posiciones las encuentras en un cincuentón republicano, o si queremos apuntar más cerca de casa, a mi padre, o al tuyo, los podríamos imaginar defendiendo los mismos puntos que Kirk polemizaba en distintas universidades. 

Sin embargo, como reza el dicho popular, el diablo está en los detalles. El contexto estadounidense es esencial para discernir una posición que podemos calificar de «normal» a otra que puede ser pintada como instigadora de odio. Con esto, entramos a una curiosa observación, que podría ser merecedora de otro artículo: las derechas alrededor del mundo no son tan compatibles como las convenciones podrían hacerte creer. Ciertamente atender a los intereses de tu nación y tu gente devienen, frecuentemente, en perjudicar a otra nación, u otra gente. El peso moral de estas decisiones, de nuevo, podrían rendir en otro espacio. Al punto, Charlie Kirk defendió públicamente la expulsión de ilegales (entre los que se cuentan compatriotas), e incluso, señaló que la inmigración legal también había llegado a un límite. 

¿Esto impide alicientes de simpatía por parte de la derecha peruana? ¿Esto genera que todo «defensor» (cabe resaltar, término muy amplio) de Charlie Kirk sea un alienado, negador de sus orígenes? La respuesta sería un rotundo no. A la luz de acusaciones similares a la última pregunta, es necesario responder tajantemente a ciertos influencers, el más notable de ellos, Víctor Caballero «Curwen»: declararse contra el racismo no significa que se puedan utilizar calificativos de ese tipo, con ánimos de ataque. Soy un firme defensor del humor negro (si bien en algunos casos llegue al mal gusto), pero el relato, replicado por la gente de bien en la izquierda, del «cholo» incapaz de compartir puntos con la derecha estadounidense por un tono particular de piel se me antoja paternalista. 

No sostengo que el fenómeno de la alienación no exista, y personalmente, soy crítico de la derecha estadounidense hegemónica en muchos aspectos, pero los calificativos que se utilizaron, por ejemplo, en el podcast de «Curwen», vulgarizan la discusión sesuda y consciente que corresponde a la temática. Sobre esto, y volviendo a la pregunta original, la derecha peruana puede compartir puntos esenciales con la derecha estadounidense, y matizar otros para adecuarlos a la realidad peruana. El ejemplo paradigmático es la posición sobre la inmigración venezolana, que puede ser vista como xenófoba por ciertos sectores liberales o de izquierda, y resulta familiar a los dichos de Kirk hasta sobre la inmigración legal, que aquí puede reflejarse en el estatus (reconocido internacionalmente) otorgado a la población venezolana como refugiados. 

Concluyendo, ¿realmente Kirk sembró lo que cosechó? No podemos establecer una causalidad, tanto por los límites de la información disponible, como de la extensión del presente artículo, pero, vistos los paralelos entre la derecha de aquí, y la de allá, surge una perturbadora revelación: muchos aquí, en caso sean asesinados por sus ideas, serían vistos por un grupo no pequeño de personas como merecedores de la agresión. Recurro, nuevamente, al ejemplo del cincuentón, o de nuestros padres, ¿ellos se merecen un disparo? Lo que es peor, Kirk era vocal respecto a sus ideas, lo cual nos deja un mensaje más potente, de silencio, acaso, de autocensura. Otra pregunta más se formula inevitablemente: ¿es posible convivir políticamente con un grupo de personas que, grados más o menos, está convencida que tus ideas eventualmente deberían provocar tu muerte?

Por último, dos cosas. He evitado contextualizar una por una, declaraciones de Charlie Kirk que son, pues, sacadas de contexto para antagonizarlo por cualquier razón, ya que, recordando una brillante publicación de la página «pragmatia.exe» en la red social de Instagram, la empatía la ofrecemos al semejante, por lo cual, resulta en un ejercicio del subconsciente, y quien no quiera empatizar o entender, simplemente no lo hará, y seguirá encontrando excusas para expresarse en detrimento del criticado. Y también he sorteado la discusión sobre el libre porte de armas, porque es un problema muy estadounidense, pero que tampoco parece, a mi entender, llevar a afirmaciones tan rocambolescas como aquella que aprueba en algún grado tiroteos masivos o asesinatos a sangre fría.

Fabian Rodriguez
02 de octubre del 2025

COMENTARIOS