Iván Arenas
El adversario nunca fue Vizcarra
El Presidente ya no es políticamente necesario

En los buenos manuales de guerra se dice que la primera tarea es identificar y conocer bien al adversario. En los últimos meses todas las lanzas y los fuegos se han dirigido al presidente Martín Vizcarra. De allí entonces que la guerra entre el Presidente y todo el arco opositor tuviera diversas batallas, en las que casi siempre ha ganado el Ejecutivo, con una oposición amargada por sus yerros, su inocencia y su falta de pericia. Entonces, si no es Vizcarra el adversario ¿quién lo es?
Para responder esta pregunta hay que hacer una revisión de la anatomía del poder del vizcarrato. Siguiendo paso a paso lo anterior, uno de los puntos de apoyo del vizcarrato es un sector de la academia zurda y “republicana”, con sus profesores e historiadores. El otro punto de apoyo es la izquierda en el Congreso, amén de ese variopinto grupo ideológico de socioliberales, liberales de izquierda y liberales progresistas, cuyo punto en común es la exclusión y veto a los partidos y movimientos plebeyos. Otro punto de apoyo es la izquierda estatista con su tecnocracia, que se ha perennizado en grandes parcelas en ese “ogro filantrópico”, y que tiene siempre vocación de Estado.
Otro punto de apoyo del Ejecutivo ha sido un sector de medios de comunicación, con sus analistas y periodistas que amplificaron a mil a los voceros vizcarristas y desarrollaron linchamientos. Quizá también otro punto de apoyo sean algunos fiscales y jueces que, ante la ausencia de partidos, politizaron a algunos sectores del Ministerio Público y del Poder Judicial.
Ahora bien, continuando con la descripción de la anatomía del poder, ¿se aprovechó Vizcarra de estos puntos de apoyos y de todos estos poderes fácticos? ¿O fueron estos los que se aprovecharon del Presidente? En esta aproximación creemos que han sido todos estos “puntos de apoyo” quienes se aprovecharon de la necesidad del presidente de legitimarse; pero también se aprovecharon de que el Ejecutivo carecía de un partido, operadores políticos de peso que lo defiendan y protejan. Ambos se sirvieron.
Todo indica que, con las últimas revelaciones, el Presidente se ha quedado sin algunos de esos puntos de apoyo. Y ello revelaría que Martín Vizcarra ya no es necesario sino, por el contrario, una carga. Con las elecciones venideras todos estos grupos, todos estos puntos de apoyo, buscarán probablemente un candidato que le permita mantener el statu quo, o que los cambios sean solo ornamentales y no sustanciales. Es decir, que cambie todo para que todo siga igual, como en El Gatopardo.
En suma, considero que hoy Vizcarra ya no es tan importante como para continuar apoyándolo con la misma energía que meses atrás. Ahora ya no se habla de la bendita gobernabilidad.
Este cambio de parecer ha sido gradual, porque de haberse caído abruptamente todo el andamiaje que sostuvo a Vizcarra, debido a las revelaciones de la megacorrupción, muchos de estos “puntos de apoyo” habrían sido debilitados y pulverizados.
Entonces el gran adversario no es Vizcarra. El vizcarrato es una bala al aire que siempre se pierde. El gran adversario es todo ese andamiaje, en el que resalta la izquierda mesocrática y su tecnocracia con vocación estatista y que no quiere retirarse del Estado.
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