LA COLUMNA DEL DIRECTOR >
La inevitable disyuntiva de Jerí
Resucitar el presidencialismo y contener el populismo legislativo
La presidencia transitoria de José Jerí, de alguna manera, representa el grito desesperado de las bancadas de la centro derecha de sacudirse del terrible pasivo que representó respaldar la sucesión constitucional de Dina Boluarte. Un grito que crecía con el avance del calendario electoral. El pasivo de Boluarte se agravaba por el cinismo rampante del progresismo que –luego de haber encumbrado a Pedro Castillo en el poder, haber creado esta crisis general y haber promovido la legalidad que explica la crisis de representación congresal– pretendía erigirse en la conciencia moral y la salida de la crisis. El leninismo es un software poderoso en estas estratagemas que cultivan todas las izquierdas, sobre todo en la propaganda.
La centro derecha y el Congreso designaron a Jerí –en calidad de presidente del Legislativo–, y algunos empezaron a hablar hasta de una tendencia parlamentarista inevitable. El Congreso manda, el Legislativo dice lo que se hace. Sin embargo, ha surgido una de esas paradojas inesperadas que nos señalan que en la historia pareciera existir un sentido de justicia. Hoy el éxito de Jerí depende de la posibilidad de contener ese parlamentarismo, ese festival desbocado en busca de la reelección parlamentaria que podría dejar en escombros un país que, pese a todo, llega, jadeando pero llega, a las elecciones del 2026.
Jerí necesita del Congreso para obtener las facultades para legislar en asuntos criminales, necesita del Legislativo para apuntalar la gobernabilidad del Gabinete Álvarez. Sin embargo, necesita detener la hemorragia fiscal para preservar los activos del país. El Consejo Fiscal acaba de advertir que entre el 2021 y el 2025 el Congreso ha aprobado normas que suman S/ 36,000 millones para el fisco. De allí la explicación acerca de que el país avance hacia un tercer año de incumplimiento de la regla fiscal. En el Congreso, igualmente, algunas bancadas pretenden modificar el sistema de propiedad establecido en la Ley General de Minería con el objeto de alentar invasiones y asaltos de la minería ilegal en las concesiones formales de la minería. Grave, muy grave.
Si José Jerí pretende triunfar y mantener la popularidad que ha conseguido es incuestionable que debe erigirse en una muralla contra el populismo legislativo. Es el único camino. El Ejecutivo, mientras desarrolla un proceso de convergencia de todas las instituciones del Estado de derecho en la lucha contra de la ola criminal, igualmente debe detener el populismo desatado, observando todas las leyes que violan la Constitución, porque nacen de una iniciativa de gasto del legislador prohibida por la Carta Política.
Si Jerí opta por confrontar al populismo legislativo favorecería largamente a las bancadas de la centro derecha. Otra de esas paradojas inesperadas. Y no alteraría mucho el mapa del Legislativo porque las izquierdas ya votaron por la renuncia de Jerí con el objeto de controlar el proceso electoral.
Una vez más el reino de las paradojas. Jerí, quien es hijo del vientre congresal, de una tendencia parlamentarista que se desliza hacia el poder sin controles, necesita del presidencialismo para triunfar en los objetivos de su administración. Necesita resucitar la institución presidencial, y ahora sí quedará claro que la centro derecha conduce la transición luego de que el progresismo nos llevara a la tragedia de Castillo.
Allí estamos.
















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