LA COLUMNA DEL DIRECTOR >
El regreso del imperio a Hispanoamérica
La flota naval de Estados Unidos frente a Venezuela
A estas alturas es imposible negar que el imperio democrático de los Estados Unidos del siglo pasado ha regresado con una fuerza inusitada a Hispanoamérica o América Latina. La presencia de la flota naval de los Estados Unidos, con el portaaviones Gerald Ford –el más grande del planeta– y una tecnología militar que supera en varias décadas a todas las demás potencias, es la rúbrica final del regreso del imperio de los Estados Unidos a la región.
Las especulaciones y rumores señalan que, antes de fin de año, algo sucederá con la dictadura de Venezuela: se derrumba por sus contradicciones internas, la presión internacional y el avance del sentimiento opositor; o se produce una negociación con puente de plata para los sátrapas del chavismo, o se produce un ataque selectivo de los Estados Unidos que destruiría a toda la élite política y militar chavista, tal como sucedió con los ataques israelíes que acabaron la aristocracia nuclear y militar de Irán.
Una de las cosas que llama la atención, y seguramente sorprende en extremo a la prensa progresista mundial, es el silencio y la distancia de potencias como China y Rusia. Irán hoy está extremadamente debilitado. El supuesto eje antioccidental no parece estar dispuesto a movilizarse –al margen de inversiones y mercados– más allá de sus zonas de influencia. China parece resignada a aceptar el mensaje estadounidense: Hispanoamérica es nuestra zona de influencia directa.
Y es que una cosa es tener poder nuclear para disuadir a todos de una conflagración nuclear, y otra cosa diferente es pelear en diferentes áreas del mundo por la influencia directa, tal como lo hicieron los imperios globales: desde Alejandro Magno, pasando por la Roma Imperial, el Imperio Otomano, el Imperio Inglés y el gran imperio democrático de los Estados Unidos. China representa una ofensiva económica mundial, pero en términos militares no parece dispuesta a salir de sus áreas de influencia. Y lo mismo sucede con Rusia.
¿Una buena noticia para Hispanoamérica? Una extraordinaria noticia de principio a fin, porque la Cuba continental, la Venezuela chavista está a punto de derrumbarse aislada y sin respaldo internacional. Imaginar una resistencia militar de la dictadura es un delirio, una terciana descontrolada. Es inevitable que algo sucederá y muy pronto.
Javier Milei ganó las elecciones legislativas de medio término porque el presidente Trump dijo que solo había colaboración de Estados Unidos con Argentina si ganaba el presidente libertario. Igualmente, Bolivia acaba de romper con el eje bolivariano. Todo indica que José Antonio Kast será el presidente de Chile en la segunda vuelta y Gustavo Petro no pudo implementar su plan de crear un conflicto artificial con el Perú –planeado por la sofisticada inteligencia cubana– por el desplazamiento de la flota estadounidense frente a las costas de Venezuela.
















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