Carlos Hakansson
La Constitución Alemana y sus reglas de perpetuidad
Buscan impedir que la historia del nazismo se repita
La Ley Fundamental de Bonn de 1949, impulsada bajo la supervisión de los países aliados y vencedores en la Segunda Guerra Mundial, fue redactada bajo unas directrices esenciales. Es el ejemplo de una "Constitución laboratorio" que nació con la vocación de no repetir los errores durante la República de Weimar. Su contenido estableció mecanismos de autodefensa contra una futura inestabilidad y posibles extremismos; entre los más notorios destacamos:
(A) La instauración de la barrera electoral es el umbral mínimo de votación (5%) para poder acceder a una representación parlamentaria, lo cual evita la extrema fragmentación en el hemiciclo con la presencia de partidos antisistema minoritarios que puedan bloquear la actividad legislativa.
(B) La moción de censura constructiva es un requisito adicional que impide la mera destitución del primer ministro sin tener, simultáneamente, un candidato alternativo con mayoría parlamentaria. Su finalidad es garantizar que la caída del gobierno no cree un vacío de poder, promoviendo la estabilidad del ejecutivo.
(C) El estado de necesidad legislativa: es un mecanismo de aplicación excepcional si el Bundestag (Cámara baja) insistiera en rechazar un proyecto de ley del ejecutivo, a través de esta institución se faculta su aprobación al Bundesrat (Cámara alta) otorgándole un plazo de seis meses para legislar.
Además de las novedosas instituciones mencionadas, la Ley Fundamental de Bonn contiene un conjunto de normas reconocidas como las "reglas de perpetuidad", las cuáles buscan impedir que la historia del nazismo se repita y que todo partido político aspirante al poder deberá respetar. Se trata de reglas que no son meros tecnicismos, sino los pilares que buscan mantener la estabilidad y continuidad democrática. Las normas de perpetuidad son disposiciones que blindan el sistema contra su autodestrucción, asegurando su prolongación operativa más allá de la coyuntura política.
El artículo 21 de la Ley Fundamental de Bonn establece que los partidos políticos son libres de fundarse y son esenciales para la formación de la voluntad del pueblo; deben operar bajo principios democráticos internos y garantizar la transparencia pública sobre la fuente y el uso de sus recursos financieros y su patrimonio. El mismo artículo faculta al Tribunal Constitucional Federal para declarar inconstitucionales y, por lo tanto, excluir de la financiación estatal a aquellos partidos que, por sus objetivos o el comportamiento de sus miembros, busquen desvirtuar el orden fundamental de libertad y democracia o poner en peligro la existencia de la República Federal de Alemania.
Un aspecto también importante reside en su denominación: "Ley Fundamental" (Grundgesetz) en vez de "Constitución" (Verfassung). La razón fue resaltar su finalidad provisoria y la resistencia de consolidar un pacto para una nación dividida tras la Segunda Guerra Mundial. Hoy en día, con una Alemania reunificada, la Ley Fundamental de Bonn arraiga su plena vigencia de la mano con la influyente jurisprudencia de su Tribunal Federal, consolidando una solidez y legitimidad en el tiempo que sus ciudadanos reconocen como el único e indiscutible régimen jurídico-político para la comunidad germana.
Las reglas de perpetuidad son un conjunto de disposiciones que deberían incluirse en la Constitución peruana de 1993 como un blindaje institucional. De igual modo, también sería necesario añadir una fórmula de juramentación presidencial que, como una garantía de continuidad, declare ante el Congreso su pleno respeto y efecto vinculante a los principios y reglas reconocidas por la Constitución.
















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