Piero Gayozzo

Sí existen culturas inferiores

Criticar o valorar una cultura no es sinónimo de discriminación

Sí existen culturas inferiores
Piero Gayozzo
05 de noviembre del 2025

 

En la última semana Alonso Gurmendi, el popular guerrero de la justicia social peruano, ha dedicado múltiples tuits a un tema bastante controversial: ¿existen las culturas inferiores? 

 

¿Quién es Alonso Gurmendi?

Para quienes no conocen a este personaje, Alonso Gurmendi es un abogado peruano que radica en Inglaterra. Es uno de los peruanos más influyentes en X (antiguo Twitter). Su discurso está plagado de retórica woke y postmoderna con la cual sostiene una forma desviada de progresismo de izquierda. Victimización, justicia social, igualitarismo, prédica cuasi sagrada de los derechos humanos, santificación de la democracia y, naturalmente, inconmensurabilidad de culturas son sus temas predilectos. Se trata de un woke casi de manual y, como tal, comparte la narrativa según la cual el mandato de Manuel Merino fue un golpe de Estado y la vacancia de Vizcarra fue un golpe parlamentario. A pesar de ello, por su sensibilidad, no se casa con las formas más radicales de la izquierda, de ahí que haya criticado el intento de golpe de Pedro Castillo, haya rechazado el programa de gobierno de Perú Libre, denunciara la presencia de radicales y simpatizantes del Movadef en el gobierno de Castillo, además de condenar a Movadef como organismo generado de Sendero Luminoso. A pesar de ello, su empatía desbordada y ansias de justicia social lo han llevado a considerar cualquier crítica contra el golpista Castillo como formas de clasismo y racismo. 

En efecto, Gurmendi muestra una preocupación desmedida por el racismo en el Perú. Si bien la discriminación hacia la población indígena por motivos infundados como el fenotipo aún puede presentarse en ciertos entornos, no parece ser un fenómeno generalizado en la actualidad, y menos aún puede afirmarse que toda crítica dirigida a una persona no blanca, a sus actitudes o creencias, constituya una forma de racismo. El llamado “problema del indio”, surgido tras la guerra con Chile, es una referencia constante en sus posts, desde los cuales tiende a victimizar a los pueblos originarios y a tratarlos con condescendencia, casi como si se tratara de especies en peligro de extinción. Además, busca reavivar la polarización decimonónica al denunciar una supuesta continuidad entre las opiniones de ciertos políticos de derecha, como López Aliaga o Hernando de Soto, y las antiguas propuestas de importación de población europea al Perú. Para Gurmendi, muchos de los problemas nacionales se explican a través del agotado enfrentamiento entre indígenas y criollos; influido por Aníbal Quijano, sostiene la existencia de una estructura colonial en la que el supremacismo blanco sería la norma y el racismo, un elemento central para comprender las relaciones sociales del país. Este es el perfil de Alonso Gurmendi.

 

Culturas inconmensurables

Como se indicó, en algunos comentarios en X Gurmendi esgrimió críticas contra la afirmación de que existen culturas inferiores. El contexto fue una discusión sobre el impacto negativo de las comunidades islámicas en Europa y la islamofobia. Entre sus comentarios, Gurmendi negó que hubiera culturas mejores que otras, igualó este comentario a racismo y, cuando le increparon sobre la cultura nazi como una cultura inferior, llegó a negar que existiera algo como cultura nazi. Veamos brevemente cada punto.

Una cultura es una forma de ver el mundo compartida por una comunidad. Como tal, incluye ideas sobre la realidad (metafísica), el conocimiento (epistemológicas), lo bueno y lo malo (éticas) y lo bello (estética). Estas formas de ver el mundo (culturas) se manifiestan mediante actividades, instituciones y artefactos. Por ejemplo, si hablamos de la cultura shipibo-konibo, su forma de ver el mundo está íntimamente vinculada a un mundo espiritual el cual es parte del mundo terrenal (Non Nete), el cual está compuesto por diversos elementos y áreas geográficas (animales, vegetales, ríos, aire, etc.). Según los shipibos, existen espíritus malignos (Yoshinbo) que pueden enfermar a las personas, razón por la cual estas no pueden andar mucho tiempo lejos de sus pueblos (en general ningún elemento debería estar fuera de su hábitat por mucho tiempo). Los encargados de curarlos o conectar el mundo espiritual con el terrenal (buscar las curas entre los espíritus) son los meraya. El ritual mágico de curación incluye cantos medicinales usando ayahuasca empleados por los meraya. La cultura shipiba se manifiesta estéticamente a través del kené (figuras geométricas), musicalmente mediante el género bewá, con objetos como los contenedores de chicha chomo, la cerámica o la textilería, su gastronomía y su arquitectura.

¿Son las culturas inconmensurables? Es decir, ¿pueden compararse? Algunos dicen que no porque la sola comparación vulneraría la identidad de quienes comparten una cultura. Esto es un sin sentido. Si una cultura tiene dos componentes a) forma de ver el mundo y b) la expresión material (artefactos, instituciones, etc.), podemos compararlas en función a, mínimo, tres aproximaciones: Primero, la comparación epistémica: ¿Existe alguna forma de ver el mundo más veraz que otra? Segundo, la comparación práctica: ¿Los artefactos, instituciones o rituales cumplen su función de manera efectiva y eficiente? Tercero, la comparación estética, aunque esta última quizás sea irrelevante para la discusión. 

Comparemos dos formas de ver el mundo. Para la cultura shipibo-konibo, los merayas son curanderos que tienen capacidad de acceder al mundo espiritual, trascender la corporeidad y “curar” a sus pacientes. Esta manifestación cultural incluye una visión sobrenatural de la realidad (mundo espiritual), tesis epistémicas (sobre el conocimiento espiritual del meraya) y rituales (proceso de curación con cantos y ayahuasca). El objetivo de este procedimiento es curar. Si comparamos esta práctica con un procedimiento médico regular, notaremos que posee desventajas en varios aspectos. Por un lado, a nivel epistémico, la cosmovisión shipiba incluye tesis filosóficas contrarias a la evidencia científica (mundo espiritual, conocimiento de dicho mundo); por otro, el ritual no cumple tampoco su cometido de curar. En estos términos, la cultura shipiba sería menos verosímil, no cumpliría su cometido de curar y, por lo tanto, sería práctica y epistémicamente inferior a una cultura científica. 

 

Culturas moralmente inferiores

Algunos sugieren que no existen expresiones culturales derivadas de formas de ver el mundo consideradas negativas, como el nacionalsocialismo, o, peor aún, que no existe tal cosa como una cultura moralmente condenable. Este es el caso de Gurmendi, quien rechaza la idea de una cultura nazi; y al hacerlo se equivoca. El nacionalsocialismo es una forma de ver el mundo que creó instituciones, ritos y artefactos, estilos arquitectónicos, un sistema moral, un tipo de organización social, además de una inmensa producción de objetos, manuales, indumentarias, armas y tecnologías en general. La cultura nazi existió y de manera similar, existió una cultura marxista igual de prolífica producida en la Unión Soviética. Que dentro de estas formas de ver el mundo haya presupuestos perniciosos, no se sigue que no se hayan configurado como culturas o que no se hayan manifestado en forma de artefactos, ritos o instituciones. 

La cultura nazi es otro ejemplo de una cultura inferior. Esta vez no se trata de una cultura no occidental (como la shipiba), sino de una incluida dentro de la gran variedad de formas de ver el mundo propias de occidente. La cultura nazi se fundamentaba sobre la creencia de razas humanas superiores. Esta sola afirmación sobre la realidad antropológica es tan problemática como la afirmación sobrenatural que incorpora la cultura shipiba. Ambas son falsas. Debido a que la matriz de su forma de ver el mundo no es verdadera, podemos inferir que las proposiciones e ideas derivadas de ella tendrán algún margen de error, así como los artefactos que inspire podrían, en algún grado, incumplir con su propósito. En efecto, fue ese núcleo de creencias lo que motivó la aniquilación de millones de personas y, naturalmente, lo mostró como una cultura moralmente inferior frente a otras. 

En resumen, sí es posible hablar de culturas inferiores a otras con respecto a su grado de veracidad (correspondencia con la realidad), moralidad y de qué tan efectivos y eficientes resulten sus artefactos culturales para cumplir la función para la que fueron diseñadas. ¿Es esto una forma de racismo? No, pues las culturas o formas de ver el mundo no son indesligables de un individuo ni son exclusivos a ciertos fenotipos. Es decir, un individuo de una etnia en particular no porta la cultura en sus genes ni en su fenotipo, sino que la puede adquirir. Y de la misma forma en que adquirimos una forma de ver el mundo (cultura), esta puede cambiar con el paso del tiempo, ser mejorada o empeorada. El hecho de criticar o valorar una cultura no es sinónimo de discriminar a alguien, sino de ser lo suficientemente honesto como para precisar que no todas las formas de ver el mundo son iguales, algunas son más verosímiles que otras, aumentan más el bienestar, o son más eficientes. Por eso, aunque te duela Gurmendi, sí existen culturas inferiores a otras.

Piero Gayozzo
05 de noviembre del 2025

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