Iván Arenas
El show debe continuar
¿Ahora a quien perseguirá Vizcarra para legitimarse?

Sería una locura no reconocer que la salida de Pedro Chávarry de la Fiscalía de la Nación puede entenderse como una victoria del Gobierno y sus defensores. En todo caso, Vizcarra y el Gobierno han ganado de largo. Nadie puede dudar tampoco de que hoy la hegemonía la detenta el Gobierno y, en una asombrosa actitud de irresponsabilidad y antipolítica, el fujimorismo se encuentra cada vez más con el sable cercano al cuello por yerros propios.
No obstante, ahora que Chávarry ha salido —y ello se puede entender como una victoria de Vizcarra— el Gobierno necesita continuar con su agenda de polarización que le da réditos y aprobaciones en las encuestas. Desde el Gobierno se entiende que la única posibilidad para continuar con el “pueblo a favor” es acentuando la polarización.
Cada vez más se dice que este Gobierno no ha respetado el marco del Estado de derecho. Algunos indican que estamos frente a un posible gobierno autoritario, y otros —con mayor osadía— indican que estamos ante una “dictadura chavista”. Desde el Gobierno, sea con autoritarismo o con dictadura, se sabe que sin polarización Vizcarra languidece. ¿Por qué? Porque al no tener grandes obras que mostrar, o un Ejecutivo que haya acelerado la inversión pública o reducido la anemia, lo único que le queda al gobierno de Vizcarra es seguir golpeando y martillando día y noche a la oposición.
Hoy la legitimidad de Vizcarra descansa en una extraña alianza entre un poderoso sector de medios, periodistas, oenegés y políticos que comprenden todo el arco antifujimorista, que incluye a la izquierda limeña y a los liberales. Se ha logrado incubar en la percepción ciudadana que existe una primavera anticorrupción liderada por Vizcarra, ex jefe de campaña de PPK, quien está libre hasta el momento.
Alberto Fujimori legitimó su Gobierno con dos momentos importantes: la captura de Abimael y las reformas económicas. Pero Vizcarra no tiene nada de valor que demostrar, salvo la lucha contra la corrupción. En ese sentido, caído Chávarry y al no tener qué más mostrar (reformas, obra pública y un largo etcétera), el Gobierno seguirá apelando a la lucha contra la corrupción. ¿Qué queremos indicar? Que es altamente probable que el Gobierno utilizará otro muñeco con el objetivo de seguir legitimándose.
De allí que no se debe descartar la disolución del Congreso o que el Poder Judicial dicte prisión preliminar o preventiva a Alan García. Considerar lo anterior no es una locura, sino una posibilidad. Hace dos años, Keiko tenía la bancada mayoritaria; no obstante, en una delicada operación de guerra su poder ha sido debilitado hasta la mínima expresión. Hoy la lideresa de Fuerza Popular está en prisión. ¿Alguien de verdad se lo imaginaba?
Lo mismo podría ocurrir en el caso de García. Para los asesores del Gobierno es urgente tener adormecida a una parte de la sociedad que clama con buenas razones una férrea lucha anticorrupción. García podría ser ese muñeco para que el show continúe.
COMENTARIOS