Eduardo Vega
“Por estos no”: una campaña con efectos riesgosos
No necesitamos más fariseos de la moral
Hace unos días apareció una nueva campaña denominada “Por estos no”, la cual se resume en afirmar que todos los partidos representados en el Congreso son una manga de inmorales y mafiosos, dedicados a incorporar entre sus filas a oportunistas y sinvergüenzas que solo aprueban leyes en favor de la criminalidad. En tal virtud, los electores no deberían dirigirles sus votos, ya que, según dicha campaña, ninguno de sus miembros tendría la integridad personal suficiente para representar a los peruanos.
El problema de difundir de manera generalizada una “opinión negativa irrestricta” sobre los partidos políticos en funciones es que se mete a todos en el mismo saco, incluso a las honrosas excepciones que no lo merecen. Peor aún cuando el eslogan podría responder simplemente a una discrepancia ideológica, lo que convierte a la campaña “Por estos no” en una competencia desleal que debe observarse con cautela. A diferencia de cualquier partido político, esta “contra campaña” no será objeto de control ni escrutinio alguno, pese a que podría favorecer indirectamente a un partido en particular, aquel al que sus promotores —los autoproclamados dueños de la “autoridad moral”— recomienden apoyar dentro de una alianza informal.
Está de más decir que dicha campaña, supuestamente “imparcial”, podría ser financiada con cualquier tipo de fondos. Bajo la bandera del altruismo social y la superioridad moral, podría terminar condicionando el proceso electoral tanto o más que el trillado “Fujimori nunca más”, tras el cual se puso en el poder a un golpista frustrado cuyos facinerosos acompañantes hoy huyen del país, torciendo las normas del asilo político con ayuda de sus aliados en el extranjero.
No me queda duda de que “Por estos no” es una especie de complemento de la no menos provocadora acusación contra el Congreso por aprobar “leyes procrimen”. Considero que tal imputación es un melodrama exagerado frente a un conjunto de normas que, en realidad, buscan exigir más precisión y rigor a los operadores de justicia al ejercer sus funciones. Esto responde a una larga etapa de abusos procesales por parte de algunos miembros del Ministerio Público, quienes, al ver limitadas sus atribuciones, optan por atacar al mensajero antes de analizar el mensaje y sus verdaderas causas.
Resulta además llamativa la coincidencia ideológica entre algunos promotores de los discursos “leyes procrimen” y “Por estos no”. Dentro de sus propios círculos, olvidan —de manera sesgada— que no existe pensamiento más “procrimen” que la legalización irrestricta del aborto. Sin embargo, cuando se trata de ese tema, prefieren mirar hacia otro lado y apoyar ese crimen.
Lo más probable es que, si prospera “Por estos no” —algo que no deberíamos permitirnos—, esta campaña evolucione al estilo de Fuenteovejuna, generando como consecuencia la llegada de más novatos e improvisados a la política y, con ello, un mayor descontento futuro. En todo caso, cabe invocar a quienes promuevan “Por estos no” a señalar con nombre y apellido a los supuestos “sinvergüenzas” y denunciarlos ante la ley, para que en cada caso se haga justicia y se sancione tanto al mal político como al posible difamador.
Finalmente, si tenemos en cuenta que el elector peruano suele castigar con la no reelección a los malos políticos, “Por estos no” debería tener poca utilidad práctica. Sin embargo, conociendo los antecedentes de los fariseos de la moral que pululan opinando en internet —incluso desde el extranjero—, tampoco conviene perderlos de vista, pues seguramente, en los momentos más álgidos de la campaña, saldrán a inclinar la balanza hacia el molino que más les conviene.
















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