Antero Flores-Araoz
Firmas ciertas, dudosas y falsas
Es necesaria una reforma total de la normatividad electoral

Nuevamente el escándalo, afirmándose en grandes titulares que varios o muchos de los partidos políticos, se han inscrito o reinscrito en el Registro de Organizaciones Políticas (ROP) del Jurado Nacional de Elecciones (JNE), con firmas falsas. No dudamos de que existan firmas falsas, en partidos políticos de abolengo y prestigio. Ello no porque quisieran hacer un fraude o perpetrar delito, sino por el sistema de presentación de firmas, que no permite previamente cotejarlas en el Reniec, que tiene a su cargo el registro y expedición del Documento Nacional de Identidad (DNI).
La costumbre inveterada era y es que las agrupaciones que pretenden su inscripción oficial como agrupaciones políticas, distribuyan los correspondientes padrones entre sus afiliados y simpatizantes, quienes se encargan de la recolección de las firmas. Algunas de esas personas, para hacer méritos ante los dirigentes partidarios, presentan infinidad de padrones con firmas, pero algunas o muchas de ellas son falsificadas. Como el partido no tiene como cotejarlas previamente, las presenta físicamente para la inscripción y en el cotejo oficial puede resultar que estén firmas falsas, pero ello de responsabilidad de quien tomó las firmas, aunque sin embargo también se responsabiliza a la agrupación política, la que actuó de buena fe y sin intenciones dolosas.
También existen las ya famosas agrupaciones políticas “bamba” que pudiesen haber conseguido firmas para su formalización y reconocimiento legal, con el llamado “Método Medelius”, que como se recordará, siendo parlamentario financió y condujo un local donde se falsificaban firmas, en gran escala, en los padrones de adherentes para la inscripción de su partido. Esto es delito por donde se lo quiera ver, por supuesto con mala fe e inexcusable pésima intención fraudulenta.
En el primer caso es más que claro que no hay delito ni tampoco voluntad de delinquir del partido y sus dirigentes. El proceso por sí mismo, sin posibilidad de cotejo oficial de firmas, previa a su presentación, puede llevar a que la agrupación política haya sido sorprendida, en cuyo caso quien incurrió en la acción fraudulenta, es quien presentó al partido las firmas falsas, pero no la dirigencia partidaria. El lector avispado se preguntará con toda lógica, ¿qué es lo que se puede hacer para evitar la falsificación de firmas en los padrones de militantes y/o de adherentes? La respuesta es muy fácil, incluyendo en la normativa electoral y de partidos, que las agrupaciones políticas, antes de presentar las firmas, las puedan cotejar en los registros del Reniec.
Las modificaciones a la normatividad eleccionaria y de partidos, que se aprobó por el Congreso hace algunos años a instancias del entonces presidente de la República Martin Vizcarra, posibilitó -entre otras causas- la inscripción y registro de muchos nuevos partidos, al haberse reducido las firmas a presentarse, que ya no eran de adherentes sino de militantes, lo que felizmente recientemente se volvió a enmendar.
Las elecciones generales del próximo año 2026 ya fueron convocadas y el proceso se inició, por lo cual para ésas elecciones no se puede solucionar el entuerto. Para el futuro si, en que será menester tener muchísimas más firmas requeridas de militantes o de simplemente adherentes, con lo cual los partidos que pretendan inscribirse o reinscribirse serán menos y así, el sufrido elector no se volverá loco con las cédulas de votación de enorme longitud en que se tendrá que señalar la agrupación política de su preferencia, y de optar por voto preferencial, por el de senador a nivel nacional que escoja, senadores a nivel local, diputados de su correspondiente circunscripción electoral y parlamentarios andinos.
La normatividad electoral y partidaria tiene muchísimos parches, por lo que quizás habría que pensar en una reforma total y profunda.
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