Eduardo Vega

Grandes problemas, grandes remedios

Los malos motociclistas y sus ilegales maniobras

Grandes problemas, grandes remedios
Eduardo Vega
23 de mayo del 2025


No respetan los semáforos, se suben a las veredas, se meten en sentido contrario, llevan dos o tres pasajeros cuando solo pueden llevar uno, entran en las ciclovías, o incluso no llevan placas. Cuando hacen sus reuniones o juntas nocturnas, circulan por la ciudad en manadas ejerciendo impunidad y generando una cuota importante de temor entre quienes son "rodeados" por ellos. Incluso en algunas provincias hacen servicio de taxi.

Si creen que me estoy refiriendo a las motos, ¡cerca!, pero no; porque las motos son objetos inanimados que sirven como medio de transporte o entretenimiento, y por sí solos, no pueden materializar ninguna de las acciones descritas. En efecto, todos los problemas anteriores se materializan con motocicletas (eléctricas o no), pero el origen de ellos recae únicamente en dos personajes: los “malos” motociclistas, y los policías/autoridades que les permitieron circular impunemente, cometiendo esas faltas 24x7. Es allí donde realmente radica el problema, pues tras haberles “dado la mano” y dejarles ir hasta el codo, se tomaron hasta cuello o la cabeza. 

En esta a era de caos, el desgobierno de turno -sin más iniciativas que un árbol- no tuvo mejor “idea de control” que imponer a los motociclistas un chaleco en el que se pueda leer la placa de cada motocicleta, sin pensar siquiera que no existe forma de correlacionar rápidamente si el número del chaleco coincide con el de cada motocicleta. Dicho esto, estando “de moda” el cambio de placas de los vehículos privados, hubiera sido mejor, hacer que todas las motos (incluidas las eléctricas) lleven una placa tan grande como la de los autos.

Los motociclistas se quejan con justa razón, pues eso de prohibir que vayan 2 en la moto, o ponerse un chaleco cuyas dimensiones, formas, colores y correlaciones no son susceptibles de regulación; son intentos irrelevantes que no tienen impacto para la solución de ninguno los problemas antes señalados, y que coinciden solo en una consecuencia de mucho impacto: ¡Generan miedo entre la ciudadanía!

Aunque sea molesto para los “buenos” motociclistas, que los confundan con criminales, deben ser honestos y reconocer que el simple hecho de que circulen entre los autos o los autos y las veredas escapando del tráfico, no solo implica cometer una infracción en el reglamento de tránsito, sino que además de ser una cuota adicional de riesgo innecesario de accidente para ellos; también se ha convertido en una fuente de sospecha razonable para los demás transeúntes y choferes, quienes no podemos diferenciar si se trata solo de un “apuradito”, o de un avezado delincuente.

Hace un par de semanas, durante la hora de camino de regreso a casa, me tomé la molestia de contar cuántos motociclistas respetaban las reglas de tránsito que dicen: “una motocicleta ocupa el mismo espacio que un auto” y que “está prohibido circular entre carriles” (andar “culebreando”). El resultado, del poco más de 90 motos que pude contar circulando; dos pasaron en sentido contrario para ahorrarse una cuadra, ¡Uno pasó sobre la vereda!, y solo ocho permanecieron en su carril (mientras las vi); es decir, ni el 10% de los motociclistas respetó las normas.

Así pues, podemos concluir que el problema con los motociclistas no es que sean delincuentes, sino que la gran mayoría tiene un comportamiento análogo al de estos; si algún motociclista tiene dudas, que muestra un par de videos con sus recorridos enteros (de al menos 2 semanas de antigüedad), donde se observe que ellos o sus colegas, nunca pasaron entre los autos, porque si algo pude apreciar, es que no importa si la moto vale S/ 1,000, S/ 7,000 ó más. Todos los motociclistas hacen lo mismo.

La solución, muy sencillo: aplicar la ley a rajatabla, pero con sanciones mayores y sin importar el número de pasajeros, si lleva chaleco o van desnudos en la moto; al motociclista que pase entre los autos o entre los autos y la vereda, se le incauta y destruye el preciado vehículo dentro de las 48 horas siguientes. Si exigimos la ley, de manera estricta, e inflexible; habrá un poco más de tráfico, pero también más calma entre ciudadanos. Si los motociclistas creen que los policías pueden abusar de esta medida, que usen una cámara (valen menos que el SOAT) donde se les muestre como fieles cumplidores de las normas, y hubo abuso, que les devuelvan una moto nueva a los dos días.

Una nota curiosa aparte. Si bien no estoy de acuerdo con los chalecos, admito que los chalecos naranja ayudan a visibilizarlos mucho.

Eduardo Vega
23 de mayo del 2025

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