Ricardo Leon D.
La demagogia
Dos casos recientes en los que la demagogia se une a la corrupción

"La demagogia es la degeneración de la democracia, consistente en que los políticos, mediante concesiones y halagos a los sentimientos elementales de los ciudadanos, tratan de conseguir o mantener el poder". Definición consignada en el Diccionario Real de la Academia Española-DRAE. Hoy hay dos temas puntuales que grafican esta perversa manera de hacer política, a saber:
La aprobación por casi unanimidad en el Congreso del ¡octavo retiro! de los fondos del sistema privado de pensiones. Una medida populista e irresponsable (que cuenta con el visto bueno del Ejecutivo) y que pone a este sistema en la unidad de cuidados intensivos, con cada día menos fondos para invertir, menos aportantes y obviamente con menos futuros pensionistas ¿Cómo llegamos a este punto? Por la demagogia instaurada hace unos pocos años por la izquierda de demonizar a las AFP, presentándolas como el cuco a derrotar; pues bien, seguro conseguirán tal objetivo, y como no hay nada más cobarde que el dinero, los inversionistas pondrán sus pies en polvorosa y trazarán sus objetivos y metas en otros negocios ¿Quién pierde...los señores Romero, Brescia, etc.etc.? Para nada. Ellos seguirán siendo de pronto hasta más ricos. Pierden todas aquellos trabajadores que se quedaron a medio camino ad portas de recibir una pensión o quienes jamás la recibirán por la trampa de retirar ahorros para el gasto corriente actual, estando en edad productiva. Una desgracia, fina cortesía de nuestra malhadada clase política.
La increíble situación en la que se encuentra nuestro principal (y de lejos) recurso turístico, incuestionablemente una de las maravillas del mundo: Machu Picchu, milenario y mágico santuario incaico que en vez de acoger al turista lo ahuyenta, impidiendo sea visitado porque...¡no hay entradas! ¿Cómo dijo? pues como lo lee. Nuevamente la demagogia de empoderar equivocadamente a los nefastos gobiernos regionales y los mal denominados "frentes de defensa" en el interior del país, todos de izquierda también, que actúan mucho peor que los antiguos gamonales previos a la también funesta reforma agraria del siglo pasada. Por supuesto, coadyuva a esta absurda circunstancia la timorata actitud de un gobierno central medroso e ineficiente más preocupado en incentivar el concurso del pan con chicharrón que en preservar lo que nos identifica en el mundo con tan solo una imagen, todo lo que ha devenido en lo que nunca pensamos podría ocurrir...y ocurrió.
Ahora, amable lector regrese y lea nueva y detenidamente la definición de demagogia y sabrá cual es el cáncer que junto a la corrupción viene carcomiendo a un país hasta hacerlo virtualmente inviable. Y que es un peligroso caldo de cultivo para cualquier aventura más populista que la que vivimos, pues para los demagogos nunca es suficiente el daño que pueden causar por acceder o mantenerse en el poder.
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