María Cecilia Villegas

En el país de los tibios

En el país de los tibios
María Cecilia Villegas
02 de abril del 2015

Radicales anti-inversión logran movilizar poblaciones porque éstas están desinformadas.     

Un ambiente político caldeado, una premier censurada y un gobierno que no asume responsabilidad alguna, ni política ni económica ni social. Los conflictos sociales paralizan grandes inversiones por todo el país, solo 2.35% de crecimiento económico en el 2014 y todo hace presagiar que el 2015 no será mejor. Por el contrario, un fenómeno El Niño ya declarado y la incapacidad del Estado para prever los desastres naturales, mitigar sus consecuencias y reparar los daños. Los más afectados por esa clase de desastres son por lo general quienes menos tienen, por ello la responsabilidad del Estado es mayor y urgente.

El Perú, pese al crecimiento económico que ha experimentado y a ser considerado hoy una economía de ingreso medio-alto, no ha logrado fortalecer sus instituciones, romper la brecha en infraestructura, incrementar y mejorar su capital humano, ni garantizar la seguridad de sus ciudadanos. El estado y las autoridades elegidas no tienen capacidad técnica y, para ser sinceros, tampoco política. Nos embarcamos en discusiones fatuas sobre la calidad moral y las credenciales democráticas de las autoridades mientras el país se nos cae en pedazos. La inseguridad ciudadana, los carteles controlando el norte del país, el sicariato, la minería ilegal, la informalidad que llega al 80%, la corrupción endémica y la infiltración del crimen organizado en el aparato estatal.

El crecimiento económico generó una clase media vulnerable que no ha incrementado sus activos mediante mayores niveles de ahorro, ni su capital humano mediante el acceso a educación o salud de buena calidad. Sin embargo, logró escapar de la pobreza. El BID calcula que la clase media peruana en el 2011 era el 40.1%. Sin embargo, el 38% de los peruanos son considerados como “población vulnerable”, esto es que podrían volver a caer en la pobreza ante cualquier eventualidad. La desaceleración económica y las consecuentes pérdidas de puestos de trabajo y la reducción de los ingresos de los emprendedores, sumados a un sobreendeudamiento propiciado por la irresponsabilidad del sector financiero, pueden producir shocks externos que pongan en peligro a esa “población vulnerable”.

Para contrarrestar esta situación, los gobiernos deben implementar redes de protección social que permitan sostener a estas poblaciones mientras las condiciones económicas mejoren. ¿Cómo podrá el gobierno del presidente Humala seguir implementando programas sociales contra la pobreza extrema si es que la económica sigue enfriándose?

Las izquierdas peruanas han logrado convencer a las poblaciones locales de que las inversiones mineras y petroleras se llevan el agua y contaminan el ambiente. Y el Estado es incapaz de responderles y enfrentarlos con las herramientas que el estado de derecho le proporciona. Las izquierdas tienen éxito en levantar a los pobladores porque estos no tienen información suficiente. ¿Que están esperando los presidentes regionales para explicarles a sus electores el impacto que tendrá en el presupuesto regional, y con ello en los programas y obras que puedan implementar, la caída del ingreso del canon? ¿Es que acaso los pobladores levantados contra Tía María tienen una idea de lo que significa, en la práctica, que Southern abandone esa inversión?

La anomia y el debilitamiento institucional, sumado al descontento ciudadano por la caída de la economía y la falta de confianza en las autoridades, es la fórmula perfecta para el surgimiento de opciones radicales cuestionadoras del estado de derecho y la democracia.

Por Ana Luisa Guerrero
02 - Abr - 2015

María Cecilia Villegas
02 de abril del 2015

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