Carlos Adrianzén

¿Una fiesta inolvidable?

Sobre las próximas elecciones generales y la economía peruana

¿Una fiesta inolvidable?
Carlos Adrianzén
17 de abril del 2024


Ya estamos en los previos. La fiesta se iniciaría en pocos días. En ausencia de accidentes, en unos tres meses vencerá la fecha para registrarse en alguna agrupación para las elecciones generales del 2026. Esto en aras de postular a un puesto en la nueva plancha presidencial, a ciento treinta puestos de diputado, a sesenta sillas senatoriales y a cinco curules del Parlamentario Andino. 

En la fecha en que escribo estas líneas no se conocen los nombres de los candidatos que efectivamente podrán postular. Léase: que lograrán satisfacer los humores de la burocracia electoral. Hasta esta semana, y frente a la dejadez usual de los tamices estatales y a la variedad y prontuario de los candidatos que se van asomando, podemos visualizar que habría de todo. Así que –por su bien y el de su familia– involúcrese en la materia y –en no pocos casos– proteja su hígado.

Lo que anticipamos y lo que no anticipamos

  1. Sabemos que habrá muchísimos candidatos para cada puesto electo. Me temo que la notoriedad –y los privilegios– de cada puesto implica una alta rentabilidad personal (en un país con una institucionalidad crecientemente prostituida). Pero también importa el detalle que –debido a causas que nadie escudriña– el mero ejercicio de la candidatura, se gane o se pierda, los enriquece (vía los fondos residuales de la campaña). A nadie le debe sorprender pues tanto la cantidad cuanto la calidad de personajes que aspiran a cada posición.
  2. Otra cosa que sí sabemos tiene que ver con las estadísticas. En las últimas elecciones generales el 37.3 % de los votos --dizque válidamente emitidos– provinieron de departamentos mediterráneos (serranos o selváticos). Enfocamos pues una enorme masa de electores que vive en la pobreza frustrado por ofertas que ningún cacique local cumple. Sobreviven, década tras década, en áreas con un producto por persona muy bajo. Equivalente apenas al 55.5% –en la Sierra– y al 40.0% –en la Selva– del promedio del producto por persona en los ámbitos rurales o urbanos de los departamentos costeros. 
  3. Nótese que resulta previsible anticipar que, en zonas tan pobres, exista una burocracia crecientemente corrupta, ineficaz e incumplidora de la ley. En la historia reciente de los resultados electorales, esta peculiaridad ha implicado –no pocas veces– elecciones estadísticamente estrambóticas; reflejadas también en los estrafalarios o turbios personajes que los gobiernan. Ciudadanos aparentemente elegidos y… siempre aceptados en la cada vez más distante capital de la República. En buen español, en la elección de la plancha presidencial y de los congresistas, grosso modo, cuatro de cada diez votos provendrían de votaciones perpetradas en ámbitos, por así decirlo, accidentales o dudosos. Si –además– los seis votos costeros usualmente están severamente polarizados al final (gracias a la arraigada creencia en el voto perdido), el peso decisorio de los votos –registrados o adjudicados– a los departamentos mediterráneos ha sido por décadas la fuerza que decidió la selección de los ganadores. 
  4. Y nótese: Dada la tradición de capturar a las entidades electorales, y el hecho de que resultaría hacer campaña y no ser electos, resulta previsible que muchos partidos políticos no tomarán los debidos cuidados para defender sus votos en las mesas. 


La novedad

Pero en la elección que se aproxima se viene registrando un fenómeno acumulado que podría tener efectos disruptores. 

En la última década, con el tránsito peruano hacia la izquierda y –puntualmente– en el tráfico de una economía con crecimiento económico firme hacia otra en claro declive– hemos activado una bomba de tiempo (ver figura única). 

  1. El grueso del impacto negativo del declive económico post humalista (ver periodos 2016-2020 y 2021-2024) impactó mucho más agresivamente a las plazas serranas. La izquierda se ha asegurado bastiones de mayor pobreza en los departamentos mediterráneos. Como nos recuerdan Petro, AMLO o Maduro, necesitan pueblos empobrecidos. Las clases medias no votan por ellos. 
  2. Desde Humala a Castillo, en medio de la sucesión de gobiernos de centro-izquierda y extrema-izquierda, el crecimiento económico peruano se contrajo sostenidamente en tres puntos porcentuales. La reducción de la pobreza se ha desvanecido en los departamentos costeros y se ha enervado en los mediterráneos. Esto, obviamente, eyecta las preferencias electorales hacia candidatos contestatarios (que ofrezcan la quiebra del sistema).
  3. Nótese además que este declive-década tiene como antecedente tres quinquenios con un ritmo robusto de crecimiento económico por habitante. Particularmente, en las áreas mediterráneas se han pasado desde años muy buenos hasta años muy malos (bajo estándares peruanos, claro está).
  4. Asimismo, con la complicidad de la degeneración ideológica del fujimorismo y otras fuerzas limeñas de centro-izquierda, en las regiones mediterráneas (selva, y sierra sur, centro y norte) la izquierda local ha arraigado la creencia de que las gestiones de Humala, Vizcarra, Kuczynski o Castillo han preservado el modelo. Ergo que, el modelo económico sería el responsable del declive de la economía y -particularmente- la explosión de la pobreza en los departamentos serranos. No habría pues nada más tonto pues que un candidato declare que va a preservar un modelo que -según la propaganda izquierdista- habría traído declive y pobreza.
  5. Dada tanto la polarizada estructura de las preferencias electorales locales en la costa cuanto la evolución de la economía post humalista de los departamentos mediterráneos, el grueso de los fondos y estrategia de las campañas debe enfocarse en: (1) conquistar el voto en los departamentos serranos y selváticos; y (2) la cerrada defensa del voto -mesa por mes- en esas zonas donde la prostitución electoral resultaría pronunciada. 
  6. Debe notarse que la izquierda post Castillo opera bajo diversas candidaturas coalicionadas (ejemplo: Mendoza-Guzmán-Castillo, y ya es un competidor poderoso. Dispone de ingentes recursos de origen global e ilegal; y ya habría capturado la Super Estructura (ciertos Gremios, Medios, Iglesias, Burocracias, etc.).
  7. Cualquier opositor democrático debe entender que tiene la cuesta en alto. Que la Economía Nacional ya no crece como antes, que la pobreza se ha elevado, la brecha fiscal ha explosionado, que el sistema previsional privado ha sido descalzado, y que no se captan inversiones significativamente. No debe abrazar un modelo que ya fue prostituido. Debe también distanciarse de la gestión de los sucesivos gobiernos de izquierda de la última década. Estos nos han llevado al declive y la estampida de la corrupción e ineficacia burocrática en los últimos diez años.

El desenlace previsible, ceteris paribus

La Fiesta electoral ha iniciarse en pocos días será, previsiblemente, larga y desgastadora. La izquierda peruana nos ha gobernado y ha logrado su objetivo: ha esquilmado el acervo de capital humano de la burocracia e ideologizado instituciones públicas, a diferentes niveles. Sin embargo, es importante reconocer que las cosas pueden cambiar. Ayuda mucho reconocer que el desenlace de la Elecciones Generales en marcha dependerá de:

  1. De la recuperación de la credibilidad de las alicaídas autoridades electorales locales. Ergo, de si se llegan a contar los votos en forma impecable (maneras electorales que nuestro país parece haber perdido), 
  2. De la transparencia de lo supervisión del origen lo los fondos de cada campaña (para lo cual el involucramiento penal de la SUNAT, el BCRP y la SBS resultan un plano primordial).,
  3. Final y solo accesoriamente, de la inteligencia de la campaña de captación y defensa de los votos de cada candidato en la Costa y –críticamente– en los departamentos serranos y selváticos. Recordemos que Milei en la Argentina prevaleció no solo por la primera sino -y sobre todo- por la segunda inteligencia.

Como pueden ver, las Elecciones Generales del 2026 podrían dibujar una Fiesta Democrática inolvidable… o un ticket de ida a la pauperizada Habana de los Hermanos Castro.

Carlos Adrianzén
17 de abril del 2024

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