Antero Flores-Araoz

De gallo a pollo

Carlos Zamora, el ex embajador de Cuba en el Perú

De gallo a pollo
Antero Flores-Araoz
11 de noviembre del 2025

 

En comunicado oficial de nuestra Cancillería, se dio cuenta que convocado por el vicecanciller Feliz Denegri, concurrió a su despacho en el Ministerio de Relaciones Exteriores el 28 de octubre último, el hoy ex embajador de Cuba en el Perú, esto es Carlos Zamora Rodríguez y, como consecuencia de la entrevista, dejó de ser embajador en nuestra patria y salió del Perú para no regresar, sin siquiera habérsele dado el mínimo tiempo de haberse despedido del Cuerpo Diplomático y allegados.

Se ha mantenido en reserva –hasta ahora– los motivos de la “invitación” al citado embajador a retirarse de nuestro país, aunque conociéndose el apelativo de “gallo” que tiene desde tiempo atrás, así como al hecho de haber pertenecido a los servicios de inteligencia de Cuba, en el que alcanzó el grado de coronel, al igual que su señora esposa, obviamente no vino al Perú para hacer el recorrido de las estaciones y rezar el rosario en Semana Santa o en la procesión del Señor de los Milagros. Llegó y estuvo en el Perú en acciones reñidas con la representación diplomática y transgrediendo las disposiciones de la “Convención de Viena” del 18 de abril de 1961. Tuvo que salir del Perú por hechos sumamente graves.

Bueno pues, en algún momento se sabrá la motivación de la salida y con exactitud, pues no hay secreto de más de dos personas y menos que dure una eternidad. Si bien hoy existe la inquietud ciudadana de conocerse los motivos de la salida y los daños que puede haber ocasionado el “Gallo Zamora”, deberíamos trasladarnos a diciembre del año 2021, en que recibió el “plácet” o aquiescencia del Perú para ser embajador de Cuba en nuestra patria. Nunca debió habérsele dado acorde a sus antecedentes, felizmente se topó con un verdadero gallo en la presidencia del Perú que lo transformó de Gallo Zamora a simple pollo desplumado.

No es la primera vez que nos agarran de “chorlitos”, pues años atrás durante el gobierno venezolano de Hugo Chávez (antecesor de Maduro), instalaron las “Casas del Alba” en suelo peruano. Alba es la sigla de “Alianza Bolivariana para los pueblos de América” que, bajo el pretexto de ayuda en salud, venían profesionales del país llanero para operaciones quirúrgicas de labios leporinos y de cataratas, cuando detrás de ello hacían proselitismo político e influían en la población para que se violentase.

Nuestros gobernantes fueron tan ingenuos que no hubo controles de la salida del territorio patrio de los venezolanos que supuestamente ayudaban en la recuperación de la salud de nuestros conciudadanos. Peor aún, solventamos los vuelos de aviones peruanos para los viajes hacia y desde Venezuela para tales menesteres, e incluso dotamos a las Casas Alba de albergues y alimentación.

Como enseñanza de todo ello, deberíamos ser muy cautos en el futuro, puesto que muchas veces con el disfraz de buenas intenciones, se tienen propósitos perversos y dañinos, como algunas organizaciones no gubernamentales (ONG) que, bajo la pretensión de ayuda al Perú, nos venden ideología malsana. Felizmente se aprobó norma legal ampliando las facultades regulatorias y de fiscalización de la Agencia Peruana de Cooperación Internacional (APCI) que ha ocasionado tanta protesta sin fundamentos de parte de aquellas.

Antero Flores-Araoz
11 de noviembre del 2025

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