David Auris Villegas

Educación inicial, la siembra de una buena cosecha

Elvira García y García fundó el primer jardín de infancia del país

Educación inicial, la siembra de una buena cosecha
David Auris Villegas
30 de mayo del 2025


A comienzos del siglo XX la médica italiana María Montessori desencadenó la revolución educativa al transformar las lánguidas aulas de las escuelas en repletos espacios de alegrías y juegos, donde los niños aprendían sin castigos. Así nació la famosa Casa Bambini o Casa de los niños, demostrando que con amor, respeto y creatividad los niños pueden ser felices, seguros y poderosos agentes de un mundo mejor.

La educación inicial, de cero a cinco años, representa un periodo esencial para fortalecer las habilidades cognitivas y emocionales de los más pequeños. Durante estos años formativos, los maestros desempeñan un papel clave, cultivando valores de convivencia y cooperación que modelan las actitudes de los futuros ciudadanos.

Según organismos internacionales, como la Unesco y Unicef, los tres primeros años resultan determinantes para forjar el potencial del cerebro y establecer principios éticos sólidos. Por ello, la comunidad educativa, en conjunto con padres y cuidadores, asume la misión de construir entornos de aprendizaje inclusivos y estimulantes que permitan a cada niño alcanzar su máximo potencial y estar preparado para enfrentar exitosamente los desafíos del futuro.

En el Perú el comienzo de la educación inicial fue liderado por Juana Alarco de Dammert, a fines del siglo XIX. A inicios del siglo XX, Elvira García y García fundó el primer jardín de infancia del país. Las hermanas Barcia Boniffati promovieron más jardines de infancia, inspirados por Froebel y Montessori. Estas iniciativas dejaron de lado el castigo, priorizando el juego y el amor.

Augusto B. Leguía gobernaba al Perú por los años 1930 y encargó a las hermanas Barcia Boniffati la creación del primer jardín estatal del Perú, que fue inaugurado el 25 de mayo de 1931, fecha que cada año celebramos con cariño. A pesar de los recursos limitados, lograron impulsar más de 300 jardines escolares en el país. Este esfuerzo se basó en la filosofía "todo por amor y nada por la fuerza".

Pero no basta con que los párvulos asistan a este nivel educativo. Para que sea efectivo y todos los niños disfruten de sus derechos fundamentales se requiere implementar políticas de nutrición de calidad, revalorizar la labor docente y brindar apoyo económico a familias vulnerables y a los huérfanos.

Sin duda, el Gobierno tiene la responsabilidad de garantizar la educación inicial para todos los niños. No hacerlo significaría petardear a las generaciones que podrían contribuir al progreso humano.

David Auris Villegas
30 de mayo del 2025

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