David Auris Villegas

Educar para la paz y el desarme nuclear

Para que nunca se repitan las tragedias de Hiroshima y Nagasaki

Educar para la paz y el desarme nuclear
David Auris Villegas
07 de agosto del 2025


Hoy el deber ineludible del sistema educativo, apoyado en la tecnología y el conocimiento que poseemos, es formar personas críticas capaces de construir puentes dialogantes. Un ejemplo de ello es reflexionar sobre el desarme nuclear y la tragedia humana ocurrida en Japón, causada por la mano del hombre. Esta tragedia nos recuerda que no podemos, ni debemos, convivir con las armas nucleares.

En las tranquilas mañanas del 6 y del 9 de agosto de 1945, los habitantes de las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki fueron atacados con la terrorífica bomba nuclear. Al instante, alrededor de 110,000 personas murieron de manera espeluznante, como si un sol infernal hubiera estallado y los evaporara en un abrir y cerrar de ojos.

Con este apocalíptico fuego, la humanidad inició una carrera nuclear. A pesar de los esfuerzos por reducir los arsenales, según Hans M. Kristensen y otros, el mundo aún posee unas 12,241 ojivas nucleares en manos de EE. UU. y Rusia, China, India, Corea del Norte, Rusia y el Reino Unido, países que están aumentando su poder nuclear, contradiciendo el Tratado de No Proliferación Nuclear que ellos mismos han firmado.

Aún más en estos tiempos de crecientes conflictos, es raro que se especule sobre el posible uso de armas nucleares, en lugar de centrar los esfuerzos en el desarme nuclear hasta eliminarla por completo, en memoria de los hermanos de Hiroshima y Nagasaki, cuya dolorosa tragedia nunca debemos olvidar, ya que fue causado por la inteligencia humana. En ese sentido, la Unesco con acierto afirma que “las guerras nacen en la mente de los hombres, y es en la mente de los hombres donde deben erigirse los baluartes de la paz”.

Por fortuna, en todos los rincones del planeta existen escuelas que, más allá de sus limitaciones materiales, pueden cultivar el lenguaje universal del diálogo —ya sea hablado, de señas o en braille— como herramienta esencial para construir una cultura de paz. Reflexionar críticamente en las aulas sobre el horror de Hiroshima y Nagasaki nos permite comprender que toda guerra siembra dolor, destruye el medioambiente y pone en riesgo la existencia humana.

En suma, hagamos el esfuerzo colectivo de garantizar que el mundo jamás vuelva a usar armas nucleares. Para ello, el ecosistema educativo debe formar a cada persona como un activista por la paz.


Fuente:

David Auris Villegas
07 de agosto del 2025

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