Iván Arenas
Guzmán y la reorganización del establishment
Apelarán a la vieja dicotomía izquierda versus derecha

No obstante señalar en una última entrevista que “la derecha se fija más en la tarjeta de crédito que en el DNI”, Julio Guzmán representa de manera directa al establishment que se organizó luego de la caída del albertismo en el 2001 y cuyos máximos representantes fueron Toledo, Villarán, Humala, PPK y ahora Vizcarra. De alguna manera el establishment empresarial, mediático y político está buscando reorganizarse alrededor de una candidatura como lo hizo antes con PPK, Toledo, Humala y quizá García, aunque valga precisar que en los últimos años entraron en una guerra a muerte. De allí entonces que en los últimos días y en los meses anteriores, los principales medios tradicionales hayan colocado al ex moradito en el centro mediático con sendas entrevistas y publicaciones, amén de que las empresas encuestadoras lo colocan casi siempre como el político más valorado, no obstante de que su presencia en el Perú ancho y ajeno es casi inexistente. El motivo de tales reflectores ha sido la inscripción del Partido Morado. Así están las cosas.
¿Por qué el establishment busca una reorganización? Aquí va la siguiente aproximación. De alguna manera, el establishment político, mediático y empresarial está hundido hasta el cuello en las tramas de corruptelas con las empresas brasileñas. Aquí se sabe que dueños de empresas nacionales consorciadas con las brasileñas son también propietarios de salas de redacciones y conglomerados mediáticos. También de alguna manera, el gobierno de PPK les aseguró —al establishment— la posibilidad de un trato con guantes de seda y capear a la justicia eligiendo jueces y fiscales afines. Con la caída pepekausa, Vizcarra es quien asegura que el establishment tenga todas las prebendas anteriores. Aquí se podría agregar que el propio Vizcarra se asoció con las empresas nacionales y las brasileñas en varias obras públicas.
De allí que el establishment necesita asegurar su permanencia en el tiempo con sinecuras y beneficios. Solo en esta aproximación, Julio Guzmán se convierte en el candidato favorito del establishment, a pesar de que, como decíamos arriba, el “moradito” prueba algunas veleidades y decoros como aquella frase martillando a la derecha.
Decíamos que el establishment prefiere a Guzmán (en primer lugar, aunque irán por otros) porque si algo hay que decir es que esa convergencia política, mediática y empresarial que se alzó luego de la caída del fujimorato albertista la integran tirios y troyanos, en ese arco confluyen desde el libertario hayekiano hasta el antropólogo caviar. Sin embargo, para tener mejores condiciones de victoria, el establishment necesita resituar el tablero político. Cuando Guzmán indica que la derecha solo quiere la tarjeta de crédito, significa que se volverá a la vieja dicotomía de derechas e izquierdas. El establishment será permisivo con las opiniones de Guzmán porque sabe que al final del día será el hombre en quién confiar.
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