Iván Arenas
La caída de Toledo y del relato “anti”
Gobernantes antifujimoristas envueltos en la corrupción

La reciente noticia de que el ex presidente Alejandro Toledo fue detenido en Estados Unidos, por una presunta embriaguez en la vía pública, no hace sino refrendar las certezas de que estamos ante uno de los personajes más frívolos en la reciente historia republicana. No obstante la vergüenza que de alguna u otra manera sentimos los peruanos, porque un ex presidente estaría paseándose borracho, también causa lástima porque existen probadas sospechas de que Toledo tendría una enfermedad que apenas quiere reconocer.
Ahora, dejando todo lo anterior de lado, de alguna u otra manera la decadencia a la que ha llegado el expresidente sirve como marco para empezar a desarrollar algunos juicios políticos sobre la significancia de Toledo y el toledismo en la historia de la república. Si bien hemos dicho que Toledo es un personaje frívolo al extremo, el chakano representa también que la coartada del “anti” sirve como detergente aséptico que libera de toda culpa, pecado o suciedad. Es decir, alguien puede haber cometido todas las faltas del mundo pero si es “anti” —antifujimorista o antiaprista— se gana el perdón de la barra brava. Así de claro.
Quizá, valga aquí recordar el encumbramiento de Toledo hasta los cielos durante lo que quedaba del autoritarismo albertista a principios del siglo XX. De allí que ningún análisis serio podría soslayar la actuación de Toledo, con sus luces y sombras, para la caída del albertismo. Hasta allí los hechos y sus virtudes. Sin embargo, cuando el hombre ganó la presidencia, se empezó en afianzar un relato que se había desarrollado durante el paniaguato. En aquella narrativa se excluía al fujimorismo del juego de la democracia, a pesar de que todas las evidencias históricas indican que las transiciones son pactos y acuerdos dentro del juego de la política, a semejanzas de España y Chile.
En el relato también se deslizaba la poderosa idea de que había un antes y un después; y que una nueva era republicana de hombres virtuosos llegaría para gobernar el país y sacarlo del pantano de la corrupción albertista. Nada sería como antes. De allí entonces que se separaron las aguas y así el relato “anti” se hizo más poderoso.
Bueno, pues, resulta que toda esa narrativa se cae a pedazos. Ahora, años después, se tienen pruebas casi irrefutables de que Toledo exigió coimas a empresas brasileñas a cambio de la concesión de obras vitales para el desarrollo del país. No solo eso, todos los gobiernos sucesivos están inmersos, de alguna u otra forma, en la colada y junto a Toledo: PPK, Humala y Vizcarra tienen lazos directos con las empresas brasileñas. Así está la cosa.
Si Toledo cae, cae también la poderosa narrativa “anti”. Y se derriban también la obra de todos los arquitectos que de manera escrupulosa diseñaron el armatoste de la exclusión, que van desde la prensa tradicional y el opinólogo hasta el periodista que cambió la reflexión por la política de combate.
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