Cesar Gutierrez
Sector energético peruano es un mercado desinformado
Mucha propaganda y escasez de análisis riguroso

Un repaso de la prensa económica de los últimos años desorientaría a cualquier inversionista extranjero del sector energía que no esté inmerso en el día a día del mercado peruano. Vería numerosas publicaciones de declaraciones de interesados en realizar inversiones, que si se suman ascenderían a una centena de billones de dólares, pero de las cuales solo unas pocas se han concretizado, que alcanzan las decenas. Se preguntaría ¿cuál es la razón de la divergencia entre el dicho y el hecho?
La respuesta está en que hay responsabilidades por dos partes: voluntarismo inversor de aventureros y gobiernos que no han tenido una política estructurada. Ambas partes se han encargado de hacer anuncios exagerados en los medios de comunicación.
Lo estamos viendo recientemente con la llegada de Chevron como socio de Anadarko (propiedad de Occidental) para la gestión de áreas hidrocarburíferas en el zócalo continental (áreas Z-61, Z-62 y Z-63), ubicadas en la costa norte. Es una buena noticia que dos empresas grandes se interesen en Perú, pero hacer conjeturas de producción futura no es responsable; esperemos los resultados exploratorios y la certificación de reservas, si se descubren.
Otro caso es el área LXXXVI otorgada en “Convenio de Evaluación Técnica” (CET) en el zócalo continental de Tumbes, de la cual se han hecho anuncios apoteósicos, olvidando que un CET a lo más ha evaluado en gabinete información geológica existente, y que si las cifras son auspiciosas correspondería pasar a un contrato de exploración y producción, donde hay que perforar pozos exploratorios que permitirán hacer afirmaciones.
En el sector electricidad la cantidad de proyectos de generación de energía renovable (RER) es elevada, nada menos que 84 solares que representan 370 megavatios (MW) y 74 eólicos que significan 436 MW. Si todos se ejecutasen a valor promedio de mercado, que es de 0.7 millones de dólares por megavatio (MMUS$/MW) para plantas solares y 1.3 MMUS$/MW para plantas eólicas, la inversión ascendería a 826 MMUS$.
En el caso de las RER lo que se tiene principalmente es a desarrolladores de proyectos que en el mejor de los casos llegarían hasta obtener concesión definitiva, pero no tienen recursos para la construcción. Esperan vender sus proyectos a inversionistas-operadores.
No reparan los desarrolladores en RER que al no haberse conformado un mercado de “servicios complementarios” (producción de respaldo) no existirán nuevos agentes de mercado, y que se verán obligados a vender sus proyectos a cuatro generadoras existentes que van a concentrar el mercado, y que con suerte les comprarán las plantas construidas o en el extremo la energía que producirían.
El entusiasmo de anuncios de inversión ha difundido que se construirán plantas conjuntas de producción de hidrógeno verde (H2V) y amoniaco verde (NH3V). Una planta de producción H2V+NH3V de 250,000 toneladas al año (MTn/año) requiere una inversión de 550 MMUS$ y necesita suministro de energía RER de 317 MW de capacidad; pero por los costos del NH3V no es competitivo con el NH3 producido por gas natural (GN), que cuesta la mitad que el verde.
Para que tengan una idea del tamaño de planta que estamos hablando, que en este caso es de 250 MTn anuales, en el 2007 la americana CFI anunció una planta de amoniaco en base a GN a construirse en Marcona, del cuádruplo de capacidad (1.0 MMTn/año). Ya se ha dejado de hablar de inversiones en H2V y NH3V, cuando los propagandistas se han dado cuenta de la realidad.
El rol del Estado no es de hacer de caja de resonancia de anuncios de privados vociferantes que, en la mayoría de las veces, son los que menos conocen los temas. Se requiere menos anuncios y más realidades, así seremos vistos como un país serio que promueve inversiones.
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