Mariana de los Ríos
“Supermán” de James Gunn: el regreso de la esperanza
Reseña crítica de la nueva película del Hombre de Acero

La nueva entrega de Supermán (2025), escrita y dirigida por James Gunn (Missouri, 1966), aterriza con una promesa explícita: devolverle al universo cinematográfico de DC una dosis de esperanza tras años de confusión y fatiga creativa. Gunn, famoso por el humor autorreferencial de Guardianes de la Galaxia (2014–2023), cambia aquí de registro. En lugar del cinismo posmoderno que lo caracteriza, apuesta por un enfoque reverente, casi ingenuo, que busca reconectar con la esencia clásica del Hombre de Acero. El resultado es una película luminosa, enérgica y con destellos de inspiración,
Desde sus primeros minutos la película deja claro su objetivo: rescatar la dimensión simbólica del personaje. David Corenswet (Filadelfia, 1993) encarna a un Supermán que no teme parecer anticuado, escucha pop-punk inocuo y se lanza a salvar el mundo con una convicción que raya en lo ingenuo. El traje incorpora de nuevo los clásicos calzoncillos rojos sobre los pantalones, evocando el diseño y el espíritu original de los cómics de la Edad de Oro. Esta elección estética no es casual: Gunn apuesta abiertamente por la incorrección estilística como símbolo de autenticidad.
La historia no se detiene en el origen del héroe. Supermán ya es una figura reconocida cuando la película comienza. Su relación con Lois Lane (Rachel Brosnahan) está consolidada, y su enemistad con Lex Luthor (Nicholas Hoult) también. Sin tiempo que perder, Gunn introduce un conflicto ficticio entre las naciones imaginarias de Boravia y Jarhanpur, donde Superman decide intervenir para proteger a la población civil. Esta acción lo convierte en blanco de una criatura metahumana misteriosa y en el centro de una crisis de fe que amenaza con desmoronar su identidad heroica.
La película alterna entre la acción de gran escala —combates aéreos, explosiones, enfrentamientos con poderes descomunales— y los momentos más íntimos de Clark Kent en su trabajo o con sus amigos y su familia. El Daily Planet tiene presencia, aunque reducida, con personajes como Jimmy Olsen (Skyler Gisondo) y Perry White (Wendell Pierce), que aparecen más como recordatorios de la mitología que como personajes. El reparto se completa con varios héroes secundarios del universo DC, entre ellos Mr. Terrific (Edi Gathegi), Green Lantern (Nathan Fillion) y Hawkgirl (interpretada por la peruana Isabela Merced). Sin embargo, quien se roba la atención es Krypto, el perro superpoderoso, que protagoniza algunas de las escenas más celebradas del film.
Visualmente, la propuesta es clara: colores vivos, escenarios limpios y un alejamiento deliberado del tono sombrío impuesto por Zack Snyder en entregas anteriores de este superhéroe. La película se abraza a una estética luminosa y optimista; no quiere ser oscura, compleja, ni traumática. Por el contrario, quiere ser inspiradora. Y esa opción, aunque valiente, tiene algunas consecuencias negativas. Por ejemplo, el conflicto internacional, que busca añadir gravedad al relato, se siente artificial y sin resonancia. Ambos países ficticios se presentan como escenarios genéricos, sin cultura ni conflicto interno. El trasfondo político, al que se alude en flashes mediáticos, no logra arraigarse en la narrativa.
Corenswet interpreta a Superman con serenidad, pero sin demasiados matices. Su crisis de identidad, gatillada por revelaciones sobre sus padres kryptonianos, se plantea con seriedad pero no logra conmover. La transformación que debería ser emocional se vuelve funcional, casi un trámite. Lex Luthor, por su parte, arranca con fuerza pero pronto cae en el cliché. Hoult aporta presencia, pero el guion subraya demasiado sus motivaciones hasta hacerlas previsibles.
Otro problema es la sobrecarga de personajes y subtramas. Gunn parece tener prisa por plantar semillas para futuras entregas del universo DC, y eso le resta aire a esta historia en particular. Las escenas entre Clark y Lois son breves y no alcanzan a cimentar el vínculo como un eje emocional sólido. El humor y la nostalgia funcionan, sí, pero la estructura narrativa solo repite lugares comunes del género: destrucción urbana a gran escala, discurso esperanzador, redención heroica. Todo bien ejecutado, pero sin sorpresa.
En definitiva, Superman (2025) sobresale por su claridad de intenciones y por devolverle al personaje su humanidad luminosa. Tiene encanto, energía, y un corazón grande. Emociona por momentos, entretiene de principio a fin, pero no deja huella profunda. Aun así, logra algo no menor: recordarnos que la esperanza puede ser divertida. Y eso, en el agotado panorama del cine de superhéroes, ya es un triunfo.
COMENTARIOS