Editorial Economía

Majes Siguas II: la promesa de una nueva economía en Arequipa

Y que generaría una nueva ciudad: Vítor – Siguas

Majes Siguas II: la promesa de una nueva economía en Arequipa
  • 16 de septiembre del 2025


El Gobierno Regional de Arequipa, junto al Ministerio de Vivienda y la Municipalidad Distrital de Vítor, ha iniciado los trabajos para planificar la nueva ciudad Vítor – Siguas, en las Pampas de Siguas. La futura metrópoli, que se desarrollará en un polígono de más de 4,600 hectáreas, se proyecta como un espacio moderno, con capacidad de albergar a cientos de miles de habitantes en el largo plazo. El objetivo es diseñar una urbe ordenada, con servicios básicos, energía renovable y una economía ligada al motor que dará vida a la zona: el proyecto de irrigación Majes Siguas II.

Majes Siguas II representa la segunda fase de un esfuerzo iniciado hace más de cuatro décadas. Con una inversión superior a los S/ 7,700 millones, la obra permitirá irrigar 40,000 nuevas hectáreas en Arequipa, que se sumarán a las 16,000 transformadas en la primera etapa. En papel, es uno de los proyectos hídricos más ambiciosos del país: convertir tierras áridas en campos productivos capaces de sostener una industria agroexportadora moderna.

La experiencia de Majes Siguas I, sin embargo, dejó lecciones duras. La promesa inicial de consolidar unidades productivas competitivas terminó diluyéndose en un proceso de fragmentación que creó miles de minifundios. Pequeños lotes, en muchos casos menores a cinco hectáreas, se volvieron insuficientes para acceder a crédito, mecanizar la producción o aprovechar tecnologías de riego. El resultado: agricultores atrapados en la subsistencia y una infraestructura desaprovechada.

La segunda fase no puede repetir ese error. El reto es adjudicar las tierras bajo esquemas que permitan productividad, inversión y empleo formal, con parcelas viables en tamaño, asociaciones de productores y mecanismos de apoyo financiero. La clave está en integrar a los pequeños agricultores sin condenarlos al minifundio, promoviendo modelos asociativos y cooperativos que les permitan competir en un mercado globalizado.

Más allá de la irrigación, Majes Siguas II solo será exitoso si se garantiza la infraestructura complementaria: carreteras para el transporte eficiente, centros de acopio y cadenas de frío para preservar la calidad de los productos, y plantas de procesamiento que den valor agregado antes de la exportación.

Las asociaciones público-privadas jugarán un papel crucial. A diferencia de la primera etapa, donde el mantenimiento de represas y canales quedó en manos del Estado con resultados deficientes, en esta segunda se busca que el sector privado participe no solo en la construcción, sino también en la gestión y mantenimiento de la infraestructura. Esto permitirá eficiencia en el uso del recurso hídrico y garantizará la sostenibilidad del sistema a largo plazo.

El potencial económico es enorme. Con apenas un 5% de las tierras agrícolas, la agricultura moderna ya ha convertido al Perú en uno de los diez mayores exportadores del mundo en productos como uva, arándano, palta o espárrago. Si los proyectos hídricos pendientes en el país se concretaran, se podrían añadir 400,000 hectáreas más a la frontera agrícola, multiplicando por cuatro el valor de las exportaciones agroindustriales. Majes Siguas II podría convertirse en uno de esos polos. Las nuevas 40,000 hectáreas no solo incrementarían la producción de cultivos de exportación, sino que generarían miles de empleos formales, atraerían capital privado y estimularían servicios complementarios como logística, transporte y comercio.

La futura ciudad Vítor – Siguas se concibe como la pieza urbana que dará soporte a este desarrollo agrícola. Se prevé que, en un horizonte de cien años, pueda albergar hasta 300,000 viviendas, con un modelo urbano sostenible basado en energías renovables y planificación ordenada.

La idea no es simplemente levantar un conjunto de viviendas, sino crear una ciudad funcional donde converjan educación, salud, servicios y espacios de innovación. Allí podrían instalarse centros de investigación agrícola y biotecnológica, universidades con programas especializados y parques industriales que complementen la cadena agroexportadora.

De este modo, la ciudad no solo absorbería la mano de obra que generará Majes Siguas II, sino que también impulsaría una migración inversa, atrayendo población de zonas altoandinas y costeras hacia un territorio con oportunidades de empleo formal y mejor calidad de vida.

El riesgo no es técnico: el agua puede canalizarse y las tierras irrigarse. El verdadero desafío es político e institucional. Sin reglas claras, sin gestión eficiente y sin visión de largo plazo, Majes Siguas II podría convertirse en otra promesa incumplida. Pero si se logra articular infraestructura, inversión privada y una ciudad planificada que acompañe el desarrollo, el proyecto puede transformar radicalmente la economía de Arequipa y, con ella, la vida de miles de familias.

  • 16 de septiembre del 2025

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