Editorial Economía

Nueva ley de promoción agraria y el salto económico hacia adelante

Más capitales y asociatividad generalizada en los minifundistas del país

Nueva ley de promoción agraria y el salto económico hacia adelante
  • 18 de agosto del 2025

 

En el Congreso de la República, en segunda votación, se acaba de aprobar una nueva ley de promoción agraria que establece un impuesto a la renta de 15% para el régimen regular, mientras que los pequeños productores que vendan hasta 30 Unidades Impositivas Tributarias (UIT) pagarán 0% y los que comercialicen hasta 150 UIT abonarán 1.5% en renta. 

El proyecto de ley 2421, “Ley que promueve la transformación productiva, competitiva y sostenible del sector agrario hacia la agricultura moderna” establece una serie de beneficios para el financiamiento de las pequeñas unidades asociadas en economías de escala y promueve cadenas productivas entre grandes y pequeños, porque las empresas y corporaciones que compren y contraten con los minifundistas asociados, igualmente, accederán a beneficios.

Asimismo, la devolución del IGV, la depreciación acelerada y otros beneficiarán a grandes y pequeños. Si bien la renta del 15% en renta en el régimen regular se aplicará al periodo 2026-2035 la explosión de inversión y reinversión en el agro, la reducción de pobreza y la expansión de nuevas clases medias agrarias en los próximos años posibilitará que el debate económico se impulse hacia adelante: la discusión se centrará ahora en si el sistema promocional agrario se extiende a toda a la economía –tal como sucedía antes de la derogatoria de la anterior de ley de promoción agraria–, una posibilidad que solo se podría concretar si elimina el Estado burocrático. Es decir, si se reduce considerablemente el gasto estatal, se eliminan por lo menos la mitad de los ministerios y se acaban con las sobrerregulaciones y oficinas innecesarias, tal como lo acaba de hacer Javier Milei en Argentina.

El sistema promocional agrario no es un ensayo ni una salida mercantilista como sostiene la izquierda anti-inversión en el país porque este modelo –a diferencia de otras exoneraciones, como las de las zonas francas, por ejemplo– ha sido validado por el boom agroexportador de las últimas dos décadas: de una agricultura neta de importaciones, el Perú se catapultó entre las diez potencias agroexportadoras del planeta.

Si bien es cierto que el sistema promocional solo podía funcionar dentro del marco general de las reformas económicas de los años noventa, las tasas de crecimiento y avance de las agroexportaciones confirman en la realidad la necesidad de un régimen promocional. El país pasó de US$ 651 millones en agroexportaciones a más de US$ 10,000 millones antes de la derogatoria del anterior régimen promocional. Igualmente se captaron más de US$ 20,000 millones en inversiones y se desarrolló un proceso de reinversiones desconocido en América Latina. Las tasas de crecimiento del sector agroexportador superaron a las mejores cifras de China cuando esta potencia crecía a velocidad crucero. 

No hay, pues, un solo argumento atendible para oponerse a un sistema promocional agrario que debería ser la base de la reforma tributaria nacional y del fin del Estado burocrático del progresismo: más recursos para el sector privado y menos para la burocracia ineficiente.

El razonamiento a favor de un sistema promocional agrario se justifica cuando se constata que el milagro agroexportador nacional se ha desarrollado en apenas el 5% de las tierras dedicadas a la agricultura, principalmente en las ganadas al desierto. El 95% restante de las tierras está conducido por más de dos millones de minifundistas, cada uno de ellos con menos de cinco hectáreas. Y si consideramos que existen 23 proyectos hídricos que le podrían agregar un millón de hectáreas más a la frontera agrícola moderna, entonces las cosas están más que claras con respecto a la necesidad de un sistema promocional en el sector.

El Perú necesita que los minifundios se asocien y organicen economías de escala para acceder a créditos y contratos con el sector privado. E, igualmente, necesita que las grandes inversiones abarquen siquiera el 25% de la superficie agrícola y con los minifundistas asociados el agro se conviertan en una de las mayores fuentes de riqueza y bienestar del Perú.

  • 18 de agosto del 2025

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