Iván Arenas
¿Caviarizando a Castillo?
Mayoría de congresistas electos de Perú Libre obedecen a Cerrón y no a Castillo

Un sector importante de la izquierda mesocrática (o la denominada izquierda caviar), en el que comulgan todo tipos de “progresismos”, han empezado a desarrollar la idea que solo apoyarán al candidato Pedro Castillo si este hace un deslinde “claro, preciso y a tiempo” con respecto a Vladimir Cerrón. No obstante, aún no se sabe cómo tomará Castillo esta propuesta de apoyo condicionado.
El problema de la viabilidad de esta propuesta es que Castillo no puede deshacerse de Cerrón así quiera (aunque dudamos que lo quiera). En ese sentido, vale indicar que el partido, la mayoría de los congresistas electos del lápiz y la dirección política y programática obedecen a Cerrón y no al profesor.
Lo que parte –una buena parte en realidad– del progresismo pretende, y que aún observa dubitativa para entregar su apoyo y sus votos al candidato presidencial, es que este se convierta en un Ollanta Humala 2. Y ello es casi imposible. No solo porque Ollanta –al margen de sus propias limitaciones– tenía un liderazgo solitario en su partido, sino también porque en el 2011 ya había evolucionado hacia la centro izquierda y dejado atrás la cercanía con el chavismo más duro. En el caso de Castillo, el propio Cerrón, un alquimista político por naturaleza, ha reafirmado su posición marxista leninista a pesar de los esfuerzos de Castillo para apartarse del comunismo ortodoxo, por lo menos ante las cámaras y el gran público.
Sin embargo, un giro hacia el centro –como quiere el progresismo– no es factible porque el profesor entonces dejaría el discurso anti establishment para pasar a ser parte de lo que Cerrón más aborrece: una mala copia de la izquierda caviar y su programa pro establishment, al que el médico huancaíno tanto critica desde sus redes sociales.
Como la política es el arte de lo que no se ve, cabe analizar un poco la posición de Cerrón en todo el asunto. Cerrón es un leal marxista leninista, y todo indica que está convencido de que puede ser Lenin y no Trotsky. Es bueno recordar, para los chicos menores de 25, que Trostsky fue en realidad quien lideraba y organizaba los soviets y el inventor de eso llamado putsch de octubre. No hay revolución sin Trotsky. Pero Lenin fue quien se llevó las palmas de la historia. Es cierto que Castillo no es Lenin; pero Cerrón organizó todo. Y si el profesor es presidente será su nombre el que quede en la historia.
Quiero decir, con todo lo anterior, que quizá, como cosa suya y personal, a Cerrón le convenga mucho más una derrota de Castillo que el triunfo. De perder Castillo, Cerrón tendría mucha más fuerza, sería un actor político gravitante con fuerza en el Congreso. Si esta aproximación es cierta, Cerrón impedirá que Castillo gire al centro y pueda crecer mucho más y ponga un pie en Palacio.
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