Iván Arenas

De la sorpresa a la comedia

En dos semanas candidatura de Pedro Castillo se ha desplomado

De la sorpresa a la comedia
Iván Arenas
11 de mayo del 2021


Hace exactamente un mes y un día, el resultado sorpresivo de la primera vuelta –Pedro Castillo y Keiko Fujimori pasaron al balotaje– dejó a casi todo el país absorto. Ni en sus peores días los antifujimoristas ni los anticomunistas esperaron semejante resultado. Tener que elegir entre dos identidades con amplio rechazo dejaba a una mayoría de peruanos indecisos.

Si bien días después de terminada la primera vuelta el candidato Pedro Castillo y todo Perú Libre empezaron a perfilar su nueva campaña en un tono serio, contundente y bastante astuto (“no habrá hoja de ruta”), después de más de 30 días su candidatura ha empezado a convertirse lentamente en una caricatura. Ha pasado de ser un drama (para los anticomunistas) a ser una comedia.

Es evidente que a Castillo la estrategia política para esta segunda vuelta no le está resultando en absoluto. Y no solo por sus limitaciones personales, que son muchísimas, sino también porque él, junto a Cerrón y Perú Libre, han caído en la “enfermedad infantil de la izquierda”, a decir de Lenin, que los ha llevado a cometer yerros estratégicos garrafales. Y me aventuro a decir que son yerros casi insalvables.

Si bien Castillo/Cerrón pueden equivocarse y terminar la contienda con una derrota significativa, como en toda elección, lo que sucede ahora es aún peor: los sucesivos yerros del candidato del lápiz le están generando todas las condiciones para no ser tomado en serio. Nada peor que un político ridiculizado por sus oponentes.

Pedro Castillo se dice y se desdice. Arma y desarma. Incluso cuando pensaba ganar una partida, como el debate en Chota, Keiko Fujimori se agranda con un gesto que quedará en la historia. Incluso algunos consideramos que allí empieza la derrota del chotano. No solo eso, ahora reta a otro debate a la candidata de Fuerza Popular, y Castillo ya lo perdió antes siquiera de que inicie.    

Ambos candidatos tenían como primer objetivo de la segunda vuelta construir una amplia mayoría electoral que los lleve a Palacio. Para ser honestos, Castillo tenía las de ganar porque un amplio sector del progresismo mesocrático, solo por el detergente del antifujimorismo, lo iba a apoyar. En vez de ello, su aliado Cerrón dispara contra la izquierda denominada caviar, mientras que el hombre firma un acuerdo con Veronika reafirmando su posición de izquierda, cuando la estrategia era construir una mayoría amplia con otros sectores políticos, que es lo que hace Keiko.

Es casi seguro que las sociedades emergentes y plebeyas definirán esta elección. En todo caso, el sector C ya empieza a virar hacia el fujimorismo; y en el D y E es altamente probable que ocurra lo mismo. Castillo/Cerrón han creído ver una situación revolucionaria en los sectores “dominados”, cuando allí bulle el capitalismo popular y la campaña anticomunista triunfa. Pero además, los sectores emergentes, que han crecido con meritocracia, ven en Castillo un candidato sin proyecto, sin ideas, sin equipo y sin un relato más allá de  la apelación a un pueblo que no existe.  

Sí, el infantilismo sobra en la tienda de Peru Libre. Lo que hasta hace un mes parecía ser el regreso del Inkarri, que emocionaba a los sociólogos de izquierda (como en su día lo hizo Humala), hoy solo parece ser una caricatura, una comedia. O como diría Mao, "tigres de papel".

Iván Arenas
11 de mayo del 2021

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