Iván Arenas
El desborde informal y las elecciones
Votarán por un candidato procapitalista, alguien de la derecha popular

Hay una gran diferencia entre lo que sucede en el Perú real y lo que sucede en el Perú oficial. De alguna manera, siempre se ha dicho que existen dos países, dos Perús: ya sean el formal y el informal, el costeño y el andino, el mesocrático y el de las sociedades emergentes. Es como si dos países cohabitaran en un mismo territorio.
En los conos y barrios populares limeños, y en las principales ciudades de las regiones y provincias (ese otro país), la informalidad acaso ha sido una salida, la válvula de escape que ha reducido esa bomba de tiempo que ha producido la mala gestión del Gobierno vizcarrista de la temida pandemia. Estimado lector, si uno se pregunta, por qué no hubo o no hay saqueos, por qué las “masas” más sufridas por la pandemia no han organizados violentas entradas y redadas a los mercados, por ejemplo, a pesar del hambre que abraza a las familias, la única respuesta o posible es que en lugar del asalto han preferido la informalidad.
Por lo tanto cabe decir, muy atrevidamente, que la informalidad ha salvado y está salvando al país, liberando energías que de lo contrario se habría escapado de manera violenta. En la academia no hace falta hacer un estudio para concluir que la informalidad ha crecido en los últimos meses a un ritmo galopante. Y, en otras palabras, también podemos asegurar que ese “desborde” popular ya está aquí.
Como lo hemos dicho, y creo que vale repetir: hoy se han creado verdaderos mercados informales alrededor de los mercados formales, centros comerciales o emporios, como el de Gamarra. En el Perú oficial, el Perú donde las mesocracias pueden hacer teletrabajo o home office, el espectáculo de atiborradas calles llenas de vendedores ambulantes, que hasta facturas entregan de manera inmediata, están lejanas.
Todo este creciente mundo informal se expresará políticamente en los próximos meses, en el marco de las elecciones presidenciales. Pero, ¿hacia dónde mirarán? Un primer visto nos indica que la sangre que corre por las venas de este mundo informal es del capitalismo más puro. Así que la deducción natural es que voten por un candidato procapitalista, alguien de la derecha popular, por así decirlo. No obstante, un segundo visto es que tienen una relación perversa con el Estado. Lo aborrecen. Así que es fácilmente deducible también que podría girar hacia un candidato que no exprese necesariamente al Estado, sino a un antiestatal.
Otro tercer visto es que muchos de sus emprendimientos son proyectos familiares, así que se deduce también un sentido profamilia. Son conservadores, entonces.
¿Qué nombres existen en la baraja? Eso lo sabremos luego. Lo cierto es que existe madera para que el fuego arda.
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