Iván Arenas
Los “caviares” no bailan huayno
Tecnócratas del Gobierno no tienen una estrategia para salida de la cuarentena

Cuando Víctor Zamora fue designado como titular de Salud, ese sector –pequeño pero poderoso en redes sociales y relaciones públicas– denominado “caviar” (por sus adversarios) y sus tecnócratas se frotaron las manos. Como la crisis sanitaria del Covid-19 también tiene ribetes políticos, no había otro momento más importante que este. Aunque ahora se vea así, era un juego a todo. Si la tecnocracia caviar” brillaba con el liderazgo de Zamora en el sector Salud, gestionando la crisis, lograban fortalecer su presencia estatal, y con ello obtenía un poder semejante al que tuvieron durante el toledismo.
Pero ha sucedido todo lo contrario. Casi puede decirse que la “tecnocracia caviar” ha fallado en todas la líneas sanitarias frente a una pandemia que nadie conocía. Cuando Farid Matuk recomendó, semanas atrás, el “pico y placa” de género para darle un golpe al patriarcado reveló que entre el mundo de la academia y el mundo popular –ancho, plebeyo y ajeno– hay una enorme distancia. Los académicos zurdos, desde hace varios años, ya no conocen al Perú real ni a las mujeres de los sectores D y E. En otras palabras, no conocen la “otra modernidad”.
Hoy Zamora ya no representa la unidad. En los buenos manuales se dice que en una guerra se debe de tener sólido y unido el frente interno. Zamora tiene al poderoso Colegio Médico del Perú tras su cabeza y a varios sindicatos que exigen su renuncia. Incluso podría decirse que si el presidente Vizcarra no hizo un cambio en el timón de Salud (sacando a Zamora) es porque no quiere dar una mayor impresión (ante una incipiente oposición en el Congreso) de fracaso total de la gestión sanitaria. La política también se analiza a través de imágenes.
Vizcarra, al no tener una base sólida, política o técnica (hoy su único apoyo son los medios), confió en la academia zurda; y esta –como decíamos– suspiró porque por fin le había llegado su hora. Los líderes del Frente Amplio o la propia Verónika Mendoza, que en otras circunstancias estarían tuiteando a cada instante, apenas han hechos tibias críticas; y los analistas y periodistas de este sector han preferido quedarse callados o silbar bajito. Una autocensura como en los tiempos de la Unión Soviética, mientras los médicos reclaman mejores equipos y los fallecidos literalmente se amontonan en los pasillos de hospitales en Chiclayo o Iquitos.
En el relato del Gobierno vizcarrista se incide en una frase a diario: “si no se hubiera hecho nada hoy habría miles de muertos por el Covid-19”. Y sí, Vizcarra tiene razón. Desde luego nadie con dos dedos de frente puede negar que la cuarentena le permitió al Gobierno ganar tiempo. Pero Vizcarra y sus tecnócratas en salud saben que no pueden vivir de este relato porque simplemente el martillazo –lo que seguía después de la cuarentena– no ha funcionado.
Hoy el Gobierno y sus tecnócratas en salud no tienen una estrategia clara de “salida” de la cuarentena. Es decir, no saben cómo se baila el huayno. Quienes deberían enseñarle –el ministro Zamora y sus tecnócratas- son, como me dijeron por ahí, demasiados caviares para zapatear. Simplemente no conocen el “otro” Perú.
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