Iván Arenas

¿Por qué Martín Vizcarra?

Un “cínico maquiavélico” que no tiene corsé ético ni moral

¿Por qué Martín Vizcarra?
Iván Arenas
28 de agosto del 2025

 

La pregunta es simple pero difícil de responder. ¿Por qué Martín Vizcarra aún tiene “vida política”? ¿Por qué Vizcarra –de acuerdo a algunas encuestas– tiene entre 10 a 15% de intención de voto? ¿Por qué hay un electorado que lo sigue y lo apoya? Veamos.

Antes, debemos decir que no se trata de responder de manera sencilla que hay un “electarado” que apoya a Vizcarra “ciegamente”, no obstante que el hombre no puede participar en las próxima elecciones. De eso no se trata. En tiempos de posmodernidad lo que vale son los relatos y narrativas. La “verdad verdadera” ya no existe. En ese sentido, si bien no hay una sola respuesta de por qué Vizcarra sigue con una alta popularidad, diremos que ha logrado construir un buen “relato político”, su “propia verdad política”. Como en aquella conversación entre Tyrion  y la “Araña” no hay nada más poderoso que una buena historia. ¿Cuáles son esas columnas que dan soporte a esa “buena historia vizcarrista”?

No debemos olvidar que si bien el hombre llegó con un halo de “buen gestor” hoy sabemos que eso no es cierto. En Moquegua hay obras que hasta el sol de hoy no sirven, y durante su gobierno presidencial la gestión de la pandemia fue una burla. De tal manera que su relato no va por allí. Ahora bien, para nadie es un secreto que Vizcarra es un “mentiroso compulsivo”, característica de todo buen político, porque en este campo a veces la mentira es una “virtú”. “Mentiras nobles” según Platón. Mentiroso al que una parte de la sociedad perdona.

Por tanto Vizcarra no está sujeto a convencionalismos. Por eso además de mentiroso es un cínico en el mejor sentido de la palabra. Es un “cínico maquiavélico” que no tiene corsé ético ni moral más que lo que él interpreta como tal. Pero no reduzco este análisis al “psicologismo”. En absoluto. La política debe ser ante todo acciones objetivas. Por ello, la mentira y el cinismo son ejes de su relato político y sus acciones as lo refrendan.

En ese “relato político”, Vizcarra es un anti fujimorista oportuno y  anti aprista si hace falta. Un hombre capaz de hacerle frente al establishment político y cerrar el Congreso si es necesario. Es decir, un hombre de “mano dura” que ahoga al fujimorismo para fiesta de los antis. Vizcarra no es un hombre de partido sino de plataforma; por eso ya se puede hablar también de un vizcarrismo como plataforma política sin ideología. Y si algo gusta de Vizcarra es que es un anti establishment político provinciano pero no económico. No somete a juicio al modelo económico y por tanto es un “antisistema controlado” que gusta a una parte del empresariado que prefieren al moqueguano que a Castillo. Total, ambos son antifujimoristas.

Iván Arenas
28 de agosto del 2025

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