Iván Arenas

Sagasti y la bendición del cobre

Debate sobre la minería es técnico, ideológico y político

Sagasti y la bendición del cobre
Iván Arenas
15 de diciembre del 2020


Con la reciente subida del precio del cobre a máximos históricos (de hecho, también aumentó la cotización de otros minerales, como el hierro y el oro), todas las proyecciones económicas indican que los próximos años podrían ser buenos para la minería moderna en el Perú. No obstante, el débil Ejecutivo liderado por Sagasti parece soslayar la noticia y, junto a sus aliados de la zurda parlamentaria, "desconstruyen" el modelo ladrillo a ladrillo. 

El plan de infraestructura anunciado por los Estados Unidos, la rápida recuperación de China y el anuncio de una vacunación contra la Covid-19 a nivel mundial son los disparadores de las proyecciones optimistas en el mercado mundial de los metales. Sin embargo, el problema ya no es la demanda mundial, que crecerá (ya se habla incluso de un nuevo superciclo de commodities), sino la casera conducta persistente de menospreciar el papel y la contribución de la minería, a pesar de los incuestionables resultados sociales y económicos. 

¿Por qué el gobierno de Sagasti y los sectores que se oponen a la minería moderna no reconocen que el cobre y la minería en general se han convertido en el balón de oxígeno de la economía nacional, no obstante que la pandemia se tragó el crecimiento y el PBI en dos dígitos? Quizá una de las grandes explicaciones sobre la conducta opositora es que persiste una visión estatista sobre la minería moderna. Es decir, la zurda no se opone a la minería moderna, sino a la participación del sector privado en minería. De ahí que se persista en el modelo chileno (a lo Codelco) de la participación estatal en la minería. Pero para poner otro ejemplo, ni en Australia ni en Canadá se repite el "caso Codelco" 

Por supuesto que el Gobierno de Sagasti no moverá un dedo para la promoción –y ni qué decir de la defensa– de la minería moderna peruana. Y a pesar de que solo Tía María y Conga representarían empleo, tributación y sobre todo una nueva clase media minera, como en Espinar o Apurímac.

Quizá también los sectores que se oponen a la minería moderna han "ganado" la batalla cultural y han logrado desarrollar e imponer todos los relatos. ¿A qué me refiero? A que estos sectores, con sus organizaciones no gubernamentales y sus medios, han logrado establecer como verdad una contaminación por metales que no existe en empresas modernas con estándares ambientales (casi todas en gran minería); también las mentiras sobre empresas que no pagan impuestos, que violentan propiedades y se adueñan de predios comunales, o que simplemente no contribuyen al desarrollo social y económico de las zonas aledañas. Todo ello, a pesar de que hay un capitalismo popular con proveedores locales (de comuneros a empresarios) que ganan millones de soles al año. ¿Quién defiende todo ello? 

Es altamente probable que de aquí a unos meses se abra el debate sobre el cambio de la Constitución, y que todos los colectivismos promuevan una mayor participación del Estado en los "sectores estratégicos". Quizás entonces los mineros entiendan que al final el debate sobre la minería no es solo técnico, sino también ideológico y político.

Iván Arenas
15 de diciembre del 2020

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