Iván Arenas
Vero, Marco y los mercados populares
La izquierda no entiende al Perú popular

En los primeros días de diciembre hubo una serie de renuncias –cientos, en realidad– de militantes en el Frente Amplio, sobre todo en las regiones del sur peruano. Ayacucho, Apurímac y Cusco fueron las principales regiones donde sucedieron los desbandes. Aunque el argumento del quiebre interno ha sido la poca “democracia” que, se dice, practica Marco Arana, lo cierto es que hay un desencanto con la candidatura del ex congresista. En otras palabras: no ven presidenciable a Arana. El común de los militantes frenteamplistas prefería una alianza con Verónika Mendoza, que finalmente no se dio. Hoy, se conoce que muchos de los renunciantes están apoyando a Mendoza.
La izquierda marxista de todos los pelajes tiene una debilidad: la dispersión. En recientes encuestas, Mendoza está entre los cinco candidatos con mayor intención de votos, Marco Arana no figura. Vero avanza, Marco pierde. En la lucha electoral por liderar la izquierda es entonces altamente probable que Vero lleve la delantera hasta el final. El primer rival es Arana, claro; pero también está Castillo, de Perú Libertario, y los “populismos” pequeños, que van desde Podemos Perú hasta UPP.
Todo indica también que el contexto social, sanitario y económico no le es favorable a Vero ni a la izquierda marxista en general. Como el Perú es un país de paradojas, resulta que la izquierda o la centro izquierda podrían haber aprovechado y canalizado electoralmente el descontento y la indignación; sin embargo eso no parece suceder ahora. Al contrario, parece que la derecha y el bloque conservador se llevan la indignación por su lado. ¿Por qué?
Todo indica que a pesar de la pandemia, en el Perú existe todavía esa poderosa red de mercados populares, y esquemas de competencia y cooperación; ese otro país de sociedades de empresarios y propietarios. Resulta que ese inmenso país hace mucho que ha levantado las banderas de “flexibilidad laboral, menos impuestos, seguridad ciudadana, reforma meritocrática del Estado”. Banderas que el arco de la derecha han hecho suyas y que hoy, en tiempos de la Covid-19, cuando todo el Estado ha fracasado y el sector privado es el último reducto de eficiencia, se notan de manera nítida.
Esta es la principal debilidad de la izquierda marxista: no entender al Perú popular ni entender que la expresión de un partido político viene de abajo hacia arriba, y no al contrario.
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