Durante el mensaje presidencial de Fiestas Patrias la presiden...
La presidente Dina Boluarte en su mensaje presidencial mencionó el tema agrario y enumeró una lista de proyectos agrícolas, entre los que estaban Chavimochic III, las diversas etapas de Majes Siguas y Chinecas. De alguna manera quedó en claro el gigantesco potencial de la agricultura moderna. Sin embargo, faltó señalar por qué las agroexportaciones en el país pueden convertirse en un eje vertebrador del empleo formal y de un nuevo proceso de urbanización planificada que desarrolle una migración inversa de las ciudades de la costa y las zonas altoandinas a nuevas urbes vinculadas a las regiones agrarias a desarrollar. Además, faltó agregar que la agricultura moderna es uno de los motores de la diversificación económica a través de la creación de cluster de manufacturas y servicios en las regiones agrarias y también un motor de investigaciones biotecnológicas de las universidad y la educación en general.
La agricultura moderna se ha desarrollado en un pequeño espacio de las tierras dedicadas a la agricultura, sin embargo, se ha convertido en un milagro agroexportador mundial y el Perú ya se ubica entre las diez potencias agroexportadoras del planeta. Las empresas agrarias modernas han invertido en el 5% de las tierras dedicadas al agro, sobre todo las ganadas al desierto a través de los proyectos hídricos. El progresismo y las izquierdas, conscientes de que el regreso de los capitales al campo alejará al Perú de la pobreza y los proyectos colectivistas, procedió a derogar la ley de Promoción Agraria (ley 27360), una de las mejores normas económicas a la luz de los resultados obtenidos.
En minería, por ejemplo, los commodities del planeta tienen precios globales y se comercializan en las bolsas. En la agroexportación los productos finales dependen de una intensa innovación tecnológica y empresarial que ha distinguido a los empresarios nacionales. En la agroexportación se suele crear la oferta, es difícil que exista con antelación. De allí la necesidad en cualquier parte del planeta de desarrollar una estrategia promocional en temas tributarios y laborales.
Después de la derogatoria de la Ley de Promoción Agraria que perpetraron las izquierdas, las agroexportaciones siguen creciendo en valor (de US$ 10,000 millones a más de US$ 12,000 millones), pero no por nuevas inversiones ni por el aumento del número de toneladas enviadas.
El Perú, pues, necesita un sistema promocional agrario –el único que se justifica en la economía nacional, como se ha demostrado en las últimas dos décadas– para desatar todo su potencial agroexportador que se podría multiplicar hasta por cuatro veces. Sin embargo, la presidente Boluarte no mencionó el tema. Igualmente se necesita relanzar las asociaciones público-privadas en la gestión de los proyectos hídricos porque solo a través de la inversión y el riesgo de los privados se puede garantizar el mantenimiento de las infraestructuras hídricas y criterios de mercado en la comercialización de tierras. El Perú ya no necesita minifundios porque hay demasiados y extienden la pobreza: dos millones de minifundistas conducen el 95% de las tierras del agro. Boluarte tampoco habló de las APPs.
En este escenario el ministro de Agricultura y Riego (Midagri), Ángel Manero, acaba de anunciar que si el Congreso no aprueba la ley de promoción agraria en segunda votación, el Ejecutivo solicitará facultades delegadas para legislar en temas promocionales del agro: Renta, Essalud y promoción de la formalidad. Asimismo, anunció que el Bono Extraordinario para el Trabajador Agraria (BETA) que obliga a las empresas a pagar salarios con un 30% más de la remuneración mínima vital se devolverá a través de créditos para comprar tierras en los nuevos proyectos hídricos. En cualquier caso, ¿por qué no se restablece la plena flexibilidad laboral en los contratos de trabajo en el agro y se eliminan este tipo de intervenciones?
Es evidente entonces que comienza a surgir un nuevo consenso acerca de la necesidad de relanzar el agro nacional.
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