Editorial Política

Perú: ¡Construir las Fuerzas Armadas más poderosas de la región!

Declaraciones de Petro sobre frontera revelan la volatilidad de la geopolítica

Perú: ¡Construir las Fuerzas Armadas más poderosas de la región!
  • 07 de agosto del 2025

 

Luego de las provocadoras declaraciones del presidente Gustavo Petro acerca de un supuesto diferendo alrededor de unas islas en la frontera de Perú y Colombia –declaraciones que desconocen abiertamente el Protocolo de Río de Janeiro con el claro objetivo de desviar la polarización que ha desatado en la sociedad colombiana la injusta condena condena contra el presidente Álvaro Uribe–, es evidente que las relaciones entre la guerra y paz que caracterizaron a los siglos pasados siguen plenamente vigentes. Si hay dudas, lo mismo sucede en Europa con la guerra entre Rusia y Ucrania, en el Medio Oriente con la guerra entre Israel e Irán; con la guerra entre la India y Pakistán, y entre Camboya y Tailandia.

Más allá de los avances en globalización y el desarrollo de los mercados. El lenguaje de la guerra y la paz entre los estados y naciones sigue extremadamente presente. En este contexto vale señalar que las superioridades científicas y tecnológicas son más determinantes en la guerra que en el pasado. De allí que el discurso progresista acerca de los desarmes de los estados para alcanzar la paz es un mensaje irresponsable sin ningún nexo con la realidad. Muy por el contrario, el desarme, la falta de unas fuerzas armadas profesionales y con alta tecnología, solo promueve la guerra y la agresión. Así sucedió en la historia del Perú y del mundo.

En la América Hispana y, particularmente en América del Sur, la polarización ideológica que promueve el Foro de Sao Paulo y el Grupo de Puebla –como en la Guerra Fría del siglo pasado– generando el enfrentamiento de modelos políticos irreconciliables con la democracia, el equilibrio y el control del poder, le agrega un elemento más a la necesidad de desarrollar una estrategia integral de reforma, profesionalización y equipamiento de nuestras fuerzas armadas. Por ejemplo, durante el golpe fallido de Pedro Castillo y el Foro de Sao Paulo, el Perú se aisló casi de todos los vecinos en la defensa de su Constitución y su Estado de derecho. Cuba, Venezuela, Colombia, Bolivia y Chile tuvieron un papel activo en la defensa del golpista. Poco interesaron la Constitución del Perú y los tratados internacionales ante la defensa de la ideología y el programa colectivista. El Perú asemejaba a un Israel aislado en la Guerra de los Seis Días. ¿Qué habría sucedido si hubiese existido una agresión militar? Una hipótesis lejana, pero que nunca se debe descartar.

Ahora que Gustavo Petro pretende crear un conflicto artificial en la frontera con Perú, para desviar el enfrentamiento que ha desencadenado la injusta y politizada condena en contra del demócrata continental, Álvaro Uribe, queda en claro cómo las corrientes totalitarias pueden crear conflictos artificiales para hacer política.

Por otro lado, el Perú por su ubicación geográfica y sus recursos naturales y también por su historia siempre enfrentará tendencias negativas desde el sur y desde el norte. Durante el virreinato, el Virrey Abascal sofocaba todas las rebeliones vecinas en contra de la monarquía española e incluso enviaba pertrechos a la península para enfrentar la invasión francesa. Luego de la independencia, los libertadores extranjeros se ensañaron con el Perú, tasajeando su territorio nacional y comenzamos a perder guerra tras guerra.

Todo eso debe terminar para siempre y el Perú debe recordar sus periodos de grandeza histórica y desarrollar una estrategia para mantener la paz. En ese sentido los peruanos debemos proponernos construir una de las Fuerzas Armadas más poderosas de la región, con tecnología de última generación y el desarrollo de una incesante investigación para el desarrollo. En otras palabras, la única estrategia de paz y diálogo entre los estados a la luz de las provocadoras declaraciones de Petro.

De allí la necesidad del Perú de multiplicar sus satélites de comunicaciones para integrar al Ejército, La Marina y la FAP en un solo comando centralizado digitalmente. Igualmente llevar la tecnología y la industria de las tres armas a niveles superlativos, comprando 24 cazas de última generación que, de ninguna manera, dependa de intermediarios en la región (Brasil es intermediario de los Gripen suecos) y continuar con los convenios militares y tecnológicos con Corea del Sur y otras potencias militares del hemisferio democrático occidental.

Cuando la costa peruana, a través del puerto de Chancay y de Corío, está llamada a conectar el Pacífico con el Atlántico, cuando el país se constituye en una potencia mundial en reservas de agua dulce, cuando somos la despensa agroexportadora del planeta con el desierto de la costa, cuando estamos entre los países con mayores de reserva en cobre y tenemos una potencialidad turística mundial, negarse a construir las fuerzas armadas más poderosas de la región es una forma de traicionar a las generaciones de peruanos del mañana.

  • 07 de agosto del 2025

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